Hoy le ha tocado en Pamplona al árbitro Martínez Munuera, que ha vuelto a ser el mejor jugador del Barcelona en un partido de la Liga. No importa cuando leas esto porque es algo que no caduca, se repite la misma vergüenza de toda la historia, más ahora cuando hay que aupar a un equipo en la quiebra para que, al menos, se meta entre los cuatro primeros y pueda jugar la próxima Champions...algo que cada día tienen ven más lejos.
De hecho el Barça está fuera de las plazas de la Europa League y viéndole jugar se hace difícil imaginar que tan siquiera pueda acabar entre los diez primeros de la tabla.
La realidad es que este Barcelona da pena. Ni con el árbitro a su favor es capaz de ganarle a un equipo como Osasuna. Eso ya dice mucho de un club descompuesto, de una plantilla llena de jugadores que no dan el nivel y de un 'listillo, Xavi, que se pensaba que con su sola presencia iba a levantar a un grupo de futbolistas que, como mucho, dan para estar en la mitad de la tabla. El 2-2 final en Pamplona es el mejor ejemplo.
Lo que ha pasado este domingo en Pamplona ha sido un auténtico atraco a mano armada. Se lo ha ‘tragado’ Osasuna, sí, pero podía haber sido ante cualquier otro rival del panorama mundial. En ese aspecto no discriminan, pueden ‘tangar’ ante los rojillos pero lo hacen igual ante el Real Madrid, el Sevilla o el Escalerillas. A quien se ponga por delante.
Y es que con el partido empatado (1-1) una pelota que se encontraba en vuelo dentro del área culé le ha dado en la mano a Busquets. Una acción de libro, un penalti de manual.
La cuestión no es solo que no se haya pitado, que no lo han hecho, sino que esa acción ha servido para que el Barcelona lanzara una contra que ha terminado en gol, en la acción del 1-2 de Abde.