El Villarreal buscó a Xavi con provocaciones. Idiákez, el segundo de Emery, ya tiene antecedentes en el arte de la provocación en el túnel de vestuarios esta misma temporada.
Poco podía imaginar Xavi cuando tomó las riendas del Barça que en campos como el del Villarreal le prepararían una encerrona y le provocarían con la intención de llegar a las manos. Xavi supo defenderse y no cayó en las provocaciones.
En su faceta de técnico Xavi Hernández todavía tiene que aprender muchas cosas, entre ellas que las ganas de vencer al Barça pueden generar odio y crispación entre los rivales, especialmente entre los que se las prometen muy felices, como el Villarreal, y no consiguen superar la frustración de su derrota.
El Barça ganó en Villarreal con todas las de la ley, porque fue mejor sobre el terreno de juego. Hubo una mano de Piqué dentro del área que el árbitro no pitó. Pero también hubo un puñetazo de Yeremy a Alba, ya con la tarjeta amarilla, que debió dejar al Villarreal con diez jugadores y que cambió la suerte de un partido que pudo acabar con goleada de escándalo del Barça.
En Villarreal, que llevan 14 años sin ver al Barça doblegarse ante su submarino amarillo, lo tenían claro: ahora o nunca. Era la gran oportunidad de vivir su minuto de gloria ante el Barça de Xavi. Pero el submarino se hundió y el Villarreal, que quiere ser grande, optó por la filosofía de equipo pequeño hablando de "robo" y provocando a Xavi para que saltara. En el túnel no se llegó a las manos porque intervino la fuerza pública. Ese es el nivel en lo que Xavi denominó "un campo más pequeño de lo normal". ¿Iba por ahí su apreciación?
Emery (otro perdedor nato contra el Barça) y los suyos se quejaron y lloraron y lloraron por el penalti no señalado a Piqué, obviando naturalmente la acción de Yeremi que debió dejar al Villarreal en inferioridad durante 40 minutos. La encerrona la inició con insultos y reproches sobre Xavi el segundo entrenador del Villarreal, Imanol Idiázkez. Xavi se limitó a responder negando con el dedo, mientras caía sobre él, una salva de insultos que ponían de manifiesto el mal perder y el sentido de la deportividad del equipo local.
Xavi fue más elegante. Sabiendo que si explica lo que se dijo y lo que pasó allí, el Villarreal podría tener problemas. Pero callo: "Nada, de eso nada. No entiendo el cabreo. Son lances del partido, la tensión, nada más". Y Unai Emery trató de justificar su negativa a saludar a Xavi al término del partido: "A Xavi le tengo un gran aprecio. Habíamos estado discutiendo acciones de juego y un saludo no quita nada. El saludo queda ahí, sin necesidad de que sea físico".
Ricardo Rosety, presente en el túnel de vestuarios, afirma que la policía tuvo que separar a los integrantes del cuerpo técnico del Villarreal, que se abalanzaban sobre los barcelonistas. "En el túnel del vestuario un analista del Villarreal y José Ramón de la Fuente, entrenador de porteros del Barça, se han encarado. Lo que ha sucedido es que se han cruzado unos, con la euforia de la victoria y otros, con los de la derrota, y el poso de la jugada de Piqué". Emilio Pérez de Rozas añadió que desde el bando del Villarreal acusaban a Xavi con "Como siempre, os lo regalan, os lo regalan". Era por esta frase por la que Xavi negaba con el dedo.
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El mal perder del Villarreal llevó a una situación límite en forma de encerrona al cuerpo técnico barcelonista convirtiendo el túnel de vestuarios de La Cerámica en un lugar de alto riesgo. Seguramente, como bien dijo Xavi, también ese lugar era "más pequeño de lo normal".
Ocurrió lo que tenía que ocurrir en ese campo. Esta misma temporada, hace apenas tres meses, el mismo sujeto que inició los incidentes, Imanol Idiakez, ya la lió en el Metropolitano. El acta de ese partido lo reflejó: "encarándose con un directivo local a gritos de manera agresiva y teniendo que ser sujetado por integrantes de su equipo". En esa ocasión el ayudante provocador de Emery se salió con la suya y consiguió que Tomás Reñones, del Atlético, le soltara un guantazo. Con Xavi no tuvo esa suerte. Eso es lo que parecía que buscaba con sus provocaciones. En lugar de llorar, el Villarreal debería solucionar ese problema.
Quieren ver al Barça hundido y no soportan que levante cabeza.