Al Barça se le ha puesto muy cuesta arriba el acceso a los octavos de final de la Champions League. Depende de sí mismo, pero necesita, como mínimo, igualar el resultado que coseche en el último partido el Benfica en Lisboa ante el farolillo rojo, el Dinamo de Kiev. La victoria portuguesa parece cantada, pero existen razones de peso que permiten confiar también en la machada del Barça en Múnich.
El Barça tiene 7 puntos y el Benfica 5, con el Bayern distanciado en el liderato con 15 puntos. Y el Dinamo de Kiev, ya eliminado, sólo ha cosechado un empate en los cinco partidos que ha disputado, precisamente ante el Benfica en casa.
El Barça se lo juega todo con los portugueses. Una derrota en Múnich sólo podría salvarle si el Benfica pierde en el estadio Da Luz ante el Dinamo. Un empate sólo sería válido si el Benfica empata. Y lo más probable es que el equipo lisboeta se imponga al ucraniano, lo que obligará al Barça a ganar en Múnich. ¿Es imposible? No. A pesar de los antecedentes más recientes.
Después del 0-3 del partido del Camp Nou y del 2-8 de hace poco más de un año, precisamente en Lisboa, los pronósticos no están del lado del Barça. Pero precisamente por eso, por su condición de víctima propiciatoria, el Barça está capacitado para dar el golpe en Múnich. ¿Por qué?
La llegada de Xavi Hernández al banquillo del Camp Nou ha generado un efecto de reacción, ilusión y optimismo en el juego del Barça. Los goles no llegan, pero el juego ha mejorado. También la confianza de los jugadores en sus propias posibilidades. Hay más intensidad y agresividad en el fútbol que practica el Barça, los jugadores van adquiriendo los automatismos y se presentrán en Múnich con las lecciones de Xavi bien aprendidas e interiorizadas. En Múnich no habrá experimentos. Veremos al auténtico Barça de Xavi, tal cual y ya rodado. Y además, con la ventaja de recuperar a lesionados vitales.
El Barça fue otro ante el Benfica cuando salió Dembélé. Como lo fue en Kiev en los 20 minutos que estuvo en el campo. Dembélé desequilibra con su velocidad y está llamado a ser el estandarte del ataque del Barça. En Múnich puede liarla. Pero no estará solo. Ansu Fati se lesionó en Balaídos el 6 de noviembre. Sufrió una rotura muscular en los isquiotibiales de la pierna izquierda, y el plazo que marcaron los médicos para su reaparición fue de tres semanas, que se cumplen precisamente este sábado en el Villarreal-Barça. La idea de Xavi es hacerle jugar media hora en la siguiente jornada, el 4 de noviembre ante el Betis, para ponerle en el once inicial en Múnich, aunque no podrá aguantar los 90 minutos en el campo. La presencia de Ansu Fati, junto a Dembelé, garantiza goles y permitirá a Memphis disponer de colaboradores en el ataque para jugar más libre de marca y aportar su potencial goleador.
Ahora mismo Alemania tiene una tasa de incidencia acumulada del Covid-19 a siete días de 399,9 casos por cada 100.000 habitantes. Los datos del último lunes hablan de 309 casos y los fallecimientos de 62.
Varios estados alemanes han adoptado el toque de queda a partir de las diez de la noche. Baviera podria sumarse. De momento el gobierno local limita al 25% del aforo la asistencia a eventos deportivos y sólo para vacunados del Covid. Si finalmente Baviera impusiera el toque de queda, el Bayern-Barça se jugaría a puerta cerrada y con un ambiente frío propicio para los intereses del equipo más necesitado de la victoria.
La situación médica de la plantilla del Bayern tampoco ayuda. Siete jugadores bávaros causaron baja ayer en el encuentro de Kiev por no estar vacunados contra el Covid-19. El estado médico de la plantilla, sumado a la circunstancia de que para los alemanes el Barça-Bayern supone un trámite en el que no se juegan nada, podrían invitar a Nagelsmann a alinear a un once que poco o nada tiene que ver con el de gala, un factor que beneficiaría, y mucho, al Barça.
Los últimos enfrentamientos con el Bayern se han saldado con resultados humillantes: 0-3 en el Camp Nou y 2-8 en Lisboa. Pero las últimas experiencias del Barça en Múnich desde 1998 tampoco son favorables: tres derrotas y un empate (1-0, 1-1, 4-0 y 3-2). En todas ellas estuvo Xavi presente como jugador. Existe ánimo de vendetta en el Barça para darle la vuelta a la situación. Los precedentes juegan a favor del Barça en el aspecto motivacional ante un Bayern que afrontará el choque como un trámite engorroso que hay que asumir.