Con el primer tercio de LaLiga ya consumido, una de las conclusiones más curiosas que se pueden extraer de lo visto hasta ahora es que Memphis es un fenómeno simulando penaltis. Sus cualidades como actor no merecen el Balón de Oro, pero sí un Oscar por sus dotes interpretativas.
Memphis Depay está llamado a hacer historia en este Barça. No por sus goles, que son escasos (ha marcado 7 goles y 3 de ellos de penalti), sino por su facilidad para engañar a los árbitros para que piten penalti en el área rival del Barça, como sucedió este sábado en el derbi local ante el Espanyol.
Ya le queda poco para ser el mejor jugador de la historia del Barça provocando penaltis, una faceta del juego que sirve para ganar partidos cuando el fútbol que despliega el equipo no da para ver puerta.
De momento ya es el segundo mejor provocador de penaltis en una misma temporada en el Barça, por detrás de Neymar y empatado con Luis Suárez. Todavía con más de media liga por delante, ya ha provocado tres, los mismos que Luis Suárez y ahora ya está a cinco de Neymar, que provocó ocho en la temporada 2015-16.
Y gracias a los penaltis de Memphis el Barça va sumando puntos y saliendo de la cola de tabla en la que se encontraba hace unas semanas. Además, el Barça es el único equipo al que todavía no le han señalado un penalti en contra, lo que habla muy bien de la deportividad de sus defensas o muy mal del criterio arbitral.
La cuestión es que Memphis ha anotado de penalti ante el Valencia, Levante y Espanyol y gracias a su arte ha conseguido el 35% de los puntos del equipo catalán en la presente edición liguera. Además, esta condición de provocador de penaltis no le viene de nuevo en el Barcelona. La temporada pasada anotó siete goles desde el punto de penalti con el Olympique de Lyon.