Xavi le ha prohibido acudir a El Hormiguero para promocionar la Copa Davis y Piqué ha descubierto que el Barça empieza a ser incompatible con el estilo de vida que quiere llevar.
La llegada de Xavi Hernández al FC Barcelona le ha servido a Gerard Piqué para comprender que el fútbol es incompatible con la vida que quiere llevar. Las nuevas normas impuestas por Xavi le afectan directamente, y alguna de ellas no las puede (ni quiere) cumplir.
La primera medida de Xavi que afecta a Piqué ha sido prohibirle su presencia en la entrevista que tenía pactada con Pablo Motos en el programa 'el Hormiguero' para promocionar la Copa Davis, algo que era fundamental en el Plan de Marketing elaborado para que el torneo tenístico sea un éxito de público en Madrid.
Xavi exige máxima concentración a sus jugadores, tal y como el propio Piqué le reclamaba a Dembélé la temporada pasada. Y no va a hacer excepciones. Ni Copa Davis, ni Mundial de Globos, ni presidencia del Andorra, ni negocios con Ibai Llanos, ni nada... Piqué, además, generaba mal ambiente en la plantilla, y ya se lo han explicado a Xavi los propios jugadores, porque entendían que tenía tratamiento de "privilegiado" para hacer su vida al margen de sus obligaciones profesionales.
Alguno incluso lo ha achacado a su habilidad para conseguir para el club un patrocinador, Rakuten, que ni los directivos ni los ejecutivos de la entidad fueron capaces de encontrar.
Las nuevas normas de sentido común que ha impuesto Xavi en el vestuario impiden a Piqué continuar en el Barça. Ahora ya no le pasarán por alto que por los horarios de la Davis se le vea por Madrid a las tres de la madrugada cuando poco después el Barça tiene un partido.
Xavi ha cortado de raíz el desmadre del vestuario. "Hay que poner oden", dijo el día de su presentación. Y los tiros apuntaban fundamentalmente a Piqué y su agenda repleta de actividades que no son compatibles con la vida de un futbolista del FC Barcelona. Al menos a partir de ahora.
A Xavi le importan muy poco los negocios de Piqué y lo que no hará, como sucedió en la época de Ernesto Valverde, es permitirle que falte a dos entrenamientos y programar el tercero por la tarde para que Piqué pueda llegar a tiempo después de desplazarse a Nueva York para presentar la Copa Davis.
Y Piqué ha entendido el mensaje. No va a renunciar a su actividad empresarial porque por ahí ha enfocado su futuro profesional. Sabe que como futbolista le queda poco. Un año, dos a lo sumo. Pero si no puede compaginar su faceta de deportista con la de empresario, dará un paso a un lado y lo dejará al término de esta misma temporada.
Piqué no quiere convertirse en un problema para Xavi, a quien quiere como a un hermano. Y si su presencia en la plantilla va a suponer un obstáculo para que el nuevo técnico pueda hacer su trabajo de acuerdo con su filosofía, lo dejará. No hará falta que nadie se lo pida. Aunque tenga contrato en vigor, dejará el fútbol, porque tampoco tiene intención de jugar en otro equipo que no sea el Barça.
Ya lo ha dejado entrever en alguna de sus últimas entrevistas y cumplirá su palabra. En esta fase de su vida, el dinero es lo de menos. Y ahora pesa más en su orden de prioridades consolidar su modelo de Copa Davis que seguir en un equipo de fútbol con el que ya lo ha ganado todo.