En Qatar se sienten despreciados porque Laporta no se ha dignado a visitarles para negociar personalmente la marcha de Xavi. Y no lo van a poner fácil.

Los futbolistas juegan, los entrenadores entrenan y los directivos gestionan. Es la división de poderes del fútbol. A Xavi, que es entrenador, Joan Laporta le obliga a gestionar su desvinculación con el Al Sadd para fichar por el Barça. El presidente no ha sabido hacer su trabajo y tendrá que ser el entrenador quien desencalle las negociaciones rotas entre el Al Sadd y el FC Barcelona.

Yuste y Alemany no son bien recibidos

Es realmente asombroso. Le hacen saber a Joan Laporta que el Al Sadd no negociará la salida de Xavi Hernández al Barça si no viene a pedirlo el presidente blaugrana en persona. Y Laporta responde con un arranque de soberbia enviando a dos subalternos a rescatar a Xavi de Qatar. En Doha se lo toman muy mal, están acostumbrados a negociar de igual a igual e interpretan que es una falta de respeto que Laporta envíe a Rafael Yuste y Mateo Alemany a negociar. 

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Y pasa lo que tenía que pasar, que los negociadores barcelonistas fracasan en su gestión. Tampoco hay tanto que negociar: cinco millones de euros de cláusula de rescisión que el Barça se quiere ahorrar. Pero no ha habido acuerdo. Y como los que tienen que gestionar no saben hacerlo, tendrá que ser Xavi hoy, personalmente, quien se ocupe del regateo en la mesa de negociación. Como hemos informado días atrás en MB, el Barça está peor en los despachos que en el campo. Echan al entrenador, pero nadie suelta la bicoca del disfrute del cargo en los despachos.

Sólo negocian con el presidente o con Xavi

La cuestión es que el dueño del Al-Sadd, Mohammed Bin Al Thani, no quiere saber nada de Yuste ni de Alemany. Sólo acepta como interlocutor válido al presidente o al propio Xavi. Y como el presidente se inhibe, no le apetece ir a rogar a un país del que ha echado pestes en los últimos años, tendrá que ser el propio Xavi quien desatasque la situación. Es decir, Xavi realizará las funciones que corresponden al presidente del Barça.

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Y para hoy está previsto que Xavi Hernández le resuelva la papeleta a Joan Laporta. De conseguirlo, se convertirá en más que un entrenador del Barça, será un casi presidente. Los enviados especiales de Laporta descubrieron rápidamente a su llegada a Doha que no son nadie allí.

Por cortesía fueron invitados al palco para ver el último partido de Xavi Hernández como entrenador del Al Sadd, pero luego fueron agasajados por el club local con una opípara cena, como señal de cortesía, a la que acudió finalmente Xavi, pero no el amo del club, el que tiene que aceptar o rechazar la marcha de Xavi, el jeque Mohammed bin Khalifa Al Thani, que es familia directa del emir propietario del PSG, club con el que el Barça no mantiene buenas relaciones.

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Un gasto inútil del Barça

La conclusión final es que el desplazamiento de los dos representantes del Barça a Qatar ha sido un gasto inútil que el club podría haberse ahorrado porque no le ha reportado ningún beneficio a la entidad. Sólo ha sido un error estratégico porque los dos emisarios para Qatar sólo son una "delegación administrativa".

Están en juego los cinco millones de la cláusula, que en caso de tener que ser pagados por el FC Barcelona dejarán al descubierto la ineficacia y la torpeza de la actual junta directiva, incapaz de negociar algo tan sencillo como esto.

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Qatar  no pagará cinco millones por ver a este Barça

En Qatar consideran un insulto que el Barça dé por hecho que Xavi es suyo y se presente en Qatar con dos emisarios sin rango y con la exigencia de llevarse a su técnico sin abonar los cinco millones que figuran en su cláusula.

Y la propuesta del amistoso en Qatar para evitar el pago de los cinco millones no convence. Mohammed bin Khalifa Al Thani entiende que el Barça sin Messi, Neymar y Suárez no vale cinco millones de euros. O Xavi hace el milagro o su llegada al Barça costará cinco millones de euros que el club no tiene porque también hay que indemnizar a Koeman (doce millones más). Y si el técnico neerlandés no llega a un acuerdo con el club, Xavi no podrá sentarse en el banquillo del Camp Nou.

La situación del club a todos los niveles no está para hacer las cosas mal. Pero peor no se pueden hacer.