Capítulo 67 del libro "El lado Oscuro de Laporta", de Pedro Riaño, en el que repasamos todos los detalles del primer mandato de Joan Laporta como presidente del Barça para entender su comportamiento en la actualidad. En este caso recordamos el pintoresco fichaje, que resultó fallido, de Edgar Davids como refuerzo mediático. Fue la operación mentirosa que Laporta vistió con su ya popular Que n´aprenguin! (¡qué aprendan!)
Joan Laporta prometió en la campaña electoral de 2003 que ficharía a dos cracks mediáticos. Iniciada su primera temporada, y ya con Ronaldinho en el zurrón, era evidente que había faltado a su palabra porque ni Rustu, ni Márquez, ni Mario, ni Luis García ni Quaresma respondían a ese perfil. Faltaba el segundo mediático y por mucho que en Sport le salvaran la cara al presidente con afirmaciones como “el segundo mediático es Laporta”, lo cierto es que ningún otro jugador podía secundar a Ronaldinho en cuanto a calidad y poder de convocatoria. Además, los resultados no acompañaban y, tras una primera vuelta decepcionante, el Barça se decidió a buscar su presa en el mercado de invierno. Y encontró a Edgar Davids, un llamado crack mediático que llegaba como cedido por media temporada y a quien la Juventus se quería sacar de encima como fuera.
La plana mayor del club se desplazó a Turín a negociar la cesión. Allí fueron el presidente, Rosell, Txiki Begiristain y, por supuesto, Soriano, que no fueron recibidos por el presidente de la Juve, pero sí por el director general, Luciano Moggi, y por el vicepresidente Roberto Bettega. Ferran Soriano no desperdiciaba la oportunidad de salir en los papeles acaparando su cuota de protagonismo y declaraba a La Vanguardia: “Davids es una gran oportunidad, no sólo para lo que queda de temporada sino para el año que viene”. Una vez más su faceta de adivino le jugó una mala pasada. De hecho, previamente había anunciado que el Barça no ficharía en el mercado de invierno. La cuestión es que la directiva encontró más facilidades de las previstas y se comprometió a pagar 2 de los 8 millones de la ficha del futbolista para esa temporada mientras el aparato propagandístico del club esparcía la idea de que Davids llegaba al Barça “perdiendo dinero porque está absolutamente identificado con el proyecto”, un referente que se ha ido repitiendo con todos y cada uno de los fichajes realizados, aunque la realidad fuera bien distinta, como sucedía de forma evidente en este caso. La Juve no dejaría marchar a un crack de verdad así como así a no ser que supiera que lo único que le interesaba al futbolista era jugar con asiduidad los cinco meses siguientes para coger la forma física que le permitiera acudir a la Eurocopa de Portugal en las mejores condiciones posibles, dado que en Turín tenía la titularidad vetada. Esa versión, lamentablemente, no se conoció a tiempo en Barcelona.
Rijkaard aportó un toque de cordura a la desenfrenada carrera por fichar a un crack mediático que aparecía con sus inconfundibles gafas en la careta del último juego de la Play Station: “Me gustaría más un jugador que venga para quedarse y no por medio año”, dijo. Y, por si acaso, Johan Cruyff se desmarcaba en su colaboración de La Vanguardia dejando claro que “yo no ficho a Davids”, aunque Antón M. Espadaler, el biógrafo autorizado de Laporta, explicaría luego en su libro que el fichaje de Davids fue sugerido por El Maestro. El contrato definitivo se firmó en el hotel Arts, en presencia de Alejandro Echevarría en su calidad de colaborador de la directiva o de cuñado del presidente. Este extremo no fue confirmado por el club, aunque él no formaba parte oficialmente de la junta directiva.
Santi Nolla ponía el dedo en la llaga en La Vanguardia: “Los socios reclaman un delantero centro, pero les traen un centrocampista recuperador, la verdad, muy bueno. Y el presidente dice que ese es el segundo mediático prometido. !Pero si viene cedido, si es una ocasión del mercado de invierno! Hombre, que eso pase por una promesa electoral no cuela”. Y, una vez fichado, Rijkaard, un hombre de club, demostraba que rectificar es de sabios, cambiaba de opinión y se felicitaba porque ”Davids es un futbolista que contagia. Ayer, tras el primer entrenamiento, vi que otros jugadores hacían faltas en el centro del campo”. Ahí debía radicar su condición de mediático, aunque El Crack 10 ponía el grito del cielo porque Davids era “el primer caso en la historia del club que cobra 300.000 euros por quedar cuarto”. Después de los reproches públicos vertidos por la directiva a alguna cláusula del contrato de Saviola, el premio para el holandés sonaba como mínimo a cómico.
Su aparición en el equipo coincidió con una mejora espectacular de los resultados en la que tuvo mucho que ver el cambio de sistema que se produjo a instancias de la directiva. Sin embargo, Davids no confirmó en ningún momento su condición de mediático. Al contrario, al margen de su atípica imagen, se comportaba antimediáticamente. Ni siquiera cayó en gracia en Sport, que el 8 de febrero de 2004 titulaba así una información sobre él: “Davids, el mediático insociable”. Y seguía: “Su comportamiento fuera de los terrenos de juego no es el que se podría exigir a un jugador mediático si como tal entendemos a un futbolista que conecte con la gente más allá de lo que acontece en el rectángulo de juego (…) Sus desplantes a los fotógrafos profesionales tapándose la cara cada vez que le enfocan son constantes, pero lo más grave es que su actitud llega a afectar incluso a algunos aficionados que con toda la ilusión del mundo se acercan a pedirle autógrafos. La respuesta siempre es la misma. Un categórico e intimidatorio no que no admite réplica”. No debe extrañar, pues, que este crack mediático tan comprometido con el proyecto de Laporta se encarara e insultara a una reportera embarazada, cámara de TVE, obligando a su entrenador y a su presidente a pedir disculpas por esa actitud tan poco mediática e impropia de un crack del Barça solidario.
Un amplio sector del entorno propagandístico de la entidad vinculó la recuperación del equipo en la segunda vuelta a la llegada de Davids y parecía que el club estaba vivamente interesado en conseguir la continuidad de este astro que llegó al Barça “perdiendo dinero e identificándose con el proyecto”. Muy pronto el jugador desmintió la versión oficial y dejó bien claro que lo único importante para él era el dinero y que el proyecto le importaba bien poco si la recompensa económica no igualaba otras ofertas.
A finales de mayo de 2004 Laporta admitía acerca de la continuidad del holandés que “estamos esperando la respuesta de Davids. Es un jugador maduro, equilibrado y con sentido de la lucha y es normal que tenga otras ofertas, pero creo que ahora tiene una oferta del mejor club del mundo, que es el Barça”. Rijkaard, por su parte, reconocía que “Si Davids se queda, mejor”. Con el presidente y el entrenador de acuerdo, el secretario técnico tenía una oportunidad histórica de demostrar su preparación para el cargo convenciendo al jugador con las ventajas evidentes del proyecto. Era tanto el interés por conseguir la continuidad del futbolista holandés que el propio Laporta desvelaba el 5 de junio en Sport que “si antes de irme a Brasil ya dije que la continuidad de Davids pintaba bien, ahora puedo decir que pinta aún mejor”. Una afirmación en la línea de los innumerables mensajes “creíbles”, aunque cuestionables, que se vertieron con motivo del fichaje fantasma de Beckham. Porque lo cierto es que Davids y sus representantes jugaban con el Barça dándole largas mientras valoraban otras ofertas de Italia y de Inglaterra.
Por eso, dos semanas después de asegurar que su continuidad pintaba “mejor”, Laporta se veía obligado a avisar al jugador públicamente de que “es libre de hacer lo que quiera, pero el Barça también. Todo tiene un límite y llega un momento en que tienes que defender los intereses del club. La nuestra era una gran oferta para él; mi sensación es que el Barça daba más de lo que debía, pero ahora estamos liberados“. El presidente incumplía otra promesa electoral, la de no pagar más de lo debido por ningún jugador.
¿Y qué hacía entretanto el secretario técnico? Se supone que convencer al jugador para que se quedara, de ahí que Txiki Begiristain manifestara en El Periódico el 29 de junio: “Tengo la sensación de que Davids se quedará con nosotros por lo que me ha dicho gente próxima a él”. Finalmente, Davids acabó desvelando su decisión, que no fue otra que la de largarse del Barça por piernas. Entonces se abrió la veda. El 4 de julio José Luis Carazo explicaba en Sport: “Davids tomó el pelo a todos los barcelonistas. Aseguraba que el Barça era su mayor prioridad de cara a una próxima renovación y lo único que pretendía era ser titular en el Barça -la Juve lo tenía para vestir santos- para llegar a tope con la selección holandesa a la Eurocopa”. Esa versión llegó muy tarde.
Ni la maravillosa propuesta superior a las posibilidades del Barça, ni el optimismo del presidente ni las gestiones de Begiristain pudieron evitar que Davids se comprometiera con el Inter. El día de su fichaje por el club “neroazzurro” el propio jugador explicaba en la web de su nuevo club que si no siguió en el Barça no fue por dinero. O sea que el proyecto no le gustaba tanto como nos habían vendido. Y para tranquilizar al socio ya estaba Johan Cruyff, el mismo que avisó de que él no le había fichado. En agosto denunciaba en La Vanguardia que “Davids recuperaba muchos balones, pero también perdía muchos. Por tanto, si ganas porque los recuperas, pero también los pierdes, te quedas igual a cero. No me preocupa su marcha”. De una lógica aplastante.
El crack mediático que había llegado al Barça perdiendo dinero y entusiasmado por el proyecto de Laporta, siete meses después, según Sport, ya no tenía palabra ni compromiso. “Davids, ¡Basta ya!” titulaba el 2 de julio de 2004. Santi Jiménez lo resumía así: “Ni el FC Barcelona ni sus socios y simpatizantes tienen por qué soportar que un jugador de fútbol les tome el pelo como está haciendo el holandés, que solamente está mirando por sus intereses personales…Nada más acabar la Liga de las Estrellas, el Barça le hizo una oferta a Davids para renovar. Después de varios días de tiras y aflojas, el propio jugador pide hablar telefónicamente con Joan Laporta (él no acepta otro interlocutor). Le contesta que “sí”, que acepta la última oferta del Barça de tres años de contrato. Él pide algo más de dinero y el Barça se lo da. Por segunda vez, Davids conversa con Laporta y le da el “sí” (…) “Davids ha mentido dos veces a Laporta y, por extensión, al Barça”. Davids no era el único que había mentido. El que se llenaba la boca hablando del compromiso de sus fichajes, también.
Ignacio Sagnier, también en Sport, añadía: “Davids se ha salido con la suya. Cuando llegó al Barça aseguró no tener ningún precontrato con el Inter y prometió fidelidad al Barça. Al acabar la temporada y pensando que la oferta del Barça no era la más alta, ha estado especulando hasta conseguir lo que quería: jugar en el Inter… Apremiado en diversas ocasiones por los directivos barcelonistas para dar una respuesta a la oferta de 2 millones de euros fijos, más 2 millones más en calidad de incentivos que le había hecho la entidad azulgrana, todo parecía indicar que el sí a jugar las tres próximas temporadas en el Camp Nou estaba asegurado, pero al final no ha sido así”. Era el momento de recordar las palabras de Soriano afirmando que “Davids es un fichaje de futuro”. ¿Pretendía quizá embaucar a los socios? La resolución del caso recordó a la marcha de Ronaldo, también al Inter. Tenía una oferta mejor y punto. Y Laporta volvió a suspender la asignatura de su capacidad de seducción.
Josep Maria Casanovas le ponía la guinda al tema: “Davids: mercenarios como él no interesan”. Y recordaba que “el fichaje de Davids por el Barça estuvo, ya de inicio, envuelto en serias dudas. Muchos eran los que dudaban de su catadura humana, de los intereses ocultos que podía haber detrás de su marcha de la Juventus. Ya entonces se habló de que tenía un acuerdo para la próxima temporada con el Inter…. Al final se ha descubierto el pastel. Está claro que Davids nunca quiso quedarse. Pero aún en este caso, perfectamente legítimo, lo que no debió hacer de ninguna manera fue jugar con el Barça y hacerle perder tiempo. Engañó al Barcelona al escuchar su oferta y alargar una situación que no beneficiaba a nadie. Al final ha quedado como un mercenario, como una persona de escasa palabra y menos honestidad…Jugadores así, mercenarios que sólo se mueven por la pasta, no interesan al Barça. Davids ha perdido, para la afición barcelonista, toda la admiración que pudo haberse ganado sobre el terreno de juego. Por encima de los buenos futbolistas, los barcelonistas quieren a las buenas personas, a los jugadores que se integran en el club y comparten sus mismos intereses, proyectos y objetivos. Davids no es de estos, es de los que sólo mira el dinero y le importa un bledo dónde jugar. No echa raíces en ningún sitio porque sólo le interesa el dinero. Va allá donde más le pagan, sin involucrarse más allá de lo profesional, y si sale alguien que le paga más, fuerza su salida sin el menor escrúpulo. Visto cómo se ha portado, mejor que se vaya. Y pobre del que le fiche, porque va a tener problemas”. Eso mismo pensaron en la Juve cuando se lo sacaron de encima colocándoselo a unos directivos inexpertos del Barça. Qué diferencia de tono respecto al la calidez que rodeó la llegada del jugador unos pocos meses antes atraído única y exclusivamente por el dinero que le ofrecían los desesperados emisarios del FC Barcelona. Pero entonces no era un mercenario, sino un jugador comprometido con el maravilloso proyecto del presidente Laporta. Tanto como lo estaba en ese momento con el proyecto extraordinario de Moratti en el Inter.
Por supuesto, Lluís Mascaró salía en defensa del establishment, destrozando al ex crack. ¿Recuerdan cuando el entorno mediático de Laporta se quejaba de lo mal que salían los cracks del Camp Nou en el pasado? Así despedía Mascaró a Davids: “Tiene una cara que se la pisa... Maleducado, pasota y pesetero. Con este currículum, lo mejor que pudo haber hecho el ‘Pitbull’ de marras fue irse del Barcelona, una institución que sólo necesita de aquellos jugadores que estén comprometidos con el proyecto, con la historia blaugrana, con el paladar de los aficionados. Tres materias que el holandés suspende en todos los clubs en los que ha estado… En este Barcelona no hay lugar para los peseteros, para los que respiran y actúan según la cantidad de billetes que se depositen en sus cuentas bancarias. Ya nos pasó con Luis Figo, el estandarte de esta generación de mercenarios comerciales. Pero no hay que descuidarse: la filosofía de vida del portugués puede extenderse como un virus en Internet. ¿Un ejemplo? Trezeguet, que coqueteó con Dios y con el diablo y, al final, retrocedió sobre sus pasos y bailó la danza de los millones de euros con la Juventus”. Otro que se las cargaba por decirle “no” a Laporta. Seguía Mascaró: “Tipos de semejante calaña, que además sólo piensan en el plan de pensiones que se les paga religiosamente, no interesan”. Años después llegó al Barça Thuram dispuesto a disfrutar del fantástico plan de pensiones que le ofreció Laporta y nadie protestó. Tenía mejor prensa. La despedida traumática de Davids no fue un caso aislado durante el laportismo. Ronaldinho, Deco, Eto´o… Todos se fueron mal. El último, Ibrahimovic. Sport le despidió en su portada con un “Hasta nunca”.
Poco después del adiós de Davids, Marc Overmars anunciaba que abandonaba el fútbol perdonando el año que le quedaba de contrato porque era consciente de que su lesión no le permitiría rendir al cien por cien y no quería estafar al club. Jugadores “de semejante calaña” fichados por otros (los anteriores) eran capaces de dejar en evidencia a algún crack mediático, como Davids, contratado a bombo y platillo bajo la mentira extendida hasta la extenuación por el aparato propagandístico afín, el que sostenía que llegaba “perdiendo dinero” y “atraído por el proyecto de Laporta”. Era la táctica del embaucamiento.
El caso Davids fue sólo una anécdota más en una doctrina construida sobre la mentira. Llegó como falso crack mediático y se fue por la puerta de atrás, como tantos otros, atraído por el dinero ajeno. De su fichaje quedará el recuerdo de la mítica frase de un Joan Laporta al límite de su capacidad prepotente ante las cámaras de la película FC Barcelona Confidencial: “Frank nos lo pidió un martes y el viernes ya lo tenía…Que n´aprenguin!”. ¿Quién tenía que aprender?
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