Aunque Leo Messi ya no está en el Barça y viste otra camiseta, no ha terminado para el club blaugrana la pesadilla de pagarle hasta el último céntimo del contrato que le firmó.
Quedan 52 millones pendientes, correspondientes a pagos aplazados pactados por el club que Messi no piensa perdonar, y menos después de haber aceptado cobrar en el PSG la mitad de lo que percibía en el club catalán.
Se trata del salario diferido pactado por Bartomeu con toda la plantilla como consecuencia de los efectos de la pandemia sobre la economía del club.
Este dinero no tiene nada que ver con la prima de fidelización firmada por Bartomeu y cuya segunda parte ya pagó Laporta antes de que el jugador abandonara el club. Se trata de 66 millones. 33 ya le fueron abonados por Bartomeu y los 33 restantes por Laporta como finiquito en sus últimos días en el Barça.
Es decir, que aunque el Barça se haya quitado de encima el lastre del salario de 138 millones que percibía Leo Messi anualmente, quedan pendientes los flecos para dar por finiquitada la relación entre ambas partes.
Laporta tendrá que rascar para poder pagarle a Messi lo que le debe. Lo que menos le conviene a él y al club es que la relación con Messi termine como la de Neymar: en el juzgado.