Demandan a Laporta por comisionista / La penúltima histeria política / “Un ataque de cuernos” / Se siente perseguido / “Con Laporta a Luz de Gas” / Godall se desmarca de Laporta /
Capítulo 55 del libro "El lado Oscuro de Laporta", de Pedro Riaño, en el que repasamos todos los detalles del primer mandato de Joan Laporta como presidente del Barça para entender su comportamiento en la actualidad.
El turco Bayram Tutumlu, agente de futbolistas, decidió demandar a Joan Laporta por el impago de determinadas comisiones que no percibió en el ejercicio de su trabajo relacionado con acuerdos de colaboración, amistosos, fichajes y visitas de jugadores a Uzbekistán. El agente le reclamó un millón de euros, el diez por ciento de lo que él consideró que habían generado las relaciones del FC Barcelona con Uzbekistán, tras el acuerdo verbal alcanzado con el presidente barcelonista para intermediar con la ex república soviétiva. Tutumlu puso en contacto a Joan Laporta con el presidente de Uzbekistán y con el Kuruvchi FC, club uzbeko con quien el presidente azulgrana firmaría posteriormente varios acuerdos ventajosos, entre ellos los bolos que realizaron allí Messi, Puyol, Iniesta, Xavi, Cesc, Cristiano Ronaldo y el propio Laporta. El Triangle recordaba la relación de Joan Laporta con Gulnara Karimova, la hija del dictador uzbeco, tal y como denunció Flavia Massoli en Antena 3, y los clinics y actividades de carácter privado realizados por el despacho de abogados Laporta&Arbós y Zeromax, como desfiles de moda o el intento de venta del Mallorca al propietario de la multinacional uzbeka con sede en Suiza.
De hecho, hasta el propio Laporta admitió en el libro de Espadaler haber ofrecido a Eto´o la posibilidad de llenarse los bolsillos en un clinic en Uzbekistán de apenas 12 horas.
Leído en el diario Gol el 25 de enero de 2010 acerca de los bolos que diversos jugadores realizaban en Uzbekistán con la bendición de Joan Laporta: “Por cada clinic de jugadores en Tashkent, Djalalov pagó un millón de euros, de los cuales 250.000 eran para el propio jugador y los 750.000 restantes para Laporta y compañía”. Así de sencillo. Gol estimaba en cuatro millones y medio el beneficio neto “para Laporta y compañía” que dejaron los viajes de los cracks a Uzbekistán. Y añadía: “Además, Joan Laporta se llevó un millón y medio más por un acto en Tashkent para poner la primera piedra del futuro complejo deportivo de Bundyodkor y dejarse ver en un amistoso del equipo local y por los lugares más emblemáticos de la ciudad. Las mismas fuentes explican que Jan dispone de una cuenta en Suiza a donde han ido a parar todos los “extras” de los últimos años”.
El FC Barcelona firmó un acuerdo muy ventajoso con la compañía turca Turkish Airlines -9 millones por 3 años-, pero ningún gestor del club cayó en la cuenta de que, al ser una empresa turca y no pertenecer Turquía a la Unión Europea, podrían surgir complicaciones añadidas. La primera, en el desplazamiento a Abu Dabhi para disputar el Mundialito de clubs. Las autoridades obligaron al avión a hacer escala técnica en Estambul ante el disgusto de Guardiola y la rabieta de Laporta, quien encontró en el tema un nuevo argumento para apuntalar su ideario político viendo en el suceso un nuevo capítulo de una conspiración contra el Barça, Cataluña y su persona.
La normativa obliga a realizar esa escala, y sólo si se trata de un vuelo especial –como era el caso- y se plantea la petición con tiempo suficiente, el viaje puede realizarse sin escalas. Pero la directiva, premeditadamente o no, se movió con lentitud y recurrió a Zapatero 48 horas antes de la partida del vuelo. El diario As sostenía que “el tiempo jugaba en contra de los deseos del Barça: un viernes por la tarde es imposible dar con las personas que podrían hacer una excepción, que es lo que pretendía Laporta. Personas turcas y de la organización aérea europea, naturalmente, al más alto nivel. Que las autoridades españolas se movieron es un hecho irrefutable; que el Barça se despertó tarde, también". Dagoberto Escorcia explicaba en La Vanguardia que “Laporta quería saltarse la séptima ley del cielo…que dice que una compañía extranjera que opere en cualquier país, para poder llevar pasajeros a otro, tiene la obligación de hacer una parada en su territorio. Joan Laporta y Joan Oliver pretendían, en cambio, que el Gobierno español permitiera que el avión de Turkish Airlines, fletado para el viaje a Abu Dabi, tuviera permiso para volar desde Barcelona a la sede del Mundial sin tener la necesidad de hacer escala en Estambul.
Una exención tan importante comenzó a tramitarla el club azulgrana el mismo viernes a las 12 del mediodía cuando Laporta llamó a Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte, para comentarle el problema que tenía la expedición. Extraña que el club esperara hasta dos días antes de viajar para comenzar a gestionar un desplazamiento previsto desde que el equipo conquistó la Champions en mayo pasado. De la misma forma que resulta extraño que sólo a partir del viernes por la tarde el club, a través de su director general, Joan Oliver, anunciara que la entidad había firmado un acuerdo con Turkish Airlines. Oliver, antes del partido Barça-Espanyol, y Laporta, después del derbi, hicieron una proclama contra el Gobierno y contra las compañías aéreas españolas, a las que acusaron de boicotear el viaje directo del Barça y de sufrir un "ataque de cuernos" por el contrato que había firmado la entidad con la compañía turca. El caso es que, según fuentes próximas a la dirección general de Aviación Civil, esta nunca ha estado a la orden de las compañías aéreas. Según fuentes del Consejo Superior de Deportes, Lissavetzky está molesto con las declaraciones de Laporta en las que dio a entender que si hubiera sido el Madrid seguramente el Gobierno habría arreglado el problema".
Cualquier motivo era bueno para fijar la posición política de un Laporta más preocupado por su futuro beligerante con el gobierno central que por gestionar con acierto el día a día del club. Si en lugar de enviar a Perrín a Abu Dhabi para inspeccionar el hotel y otros temas de gran calado se hubieran preocupado a tiempo de este asunto podrían haberle evitado a Guardiola el disgusto de la parada técnica. Como no supieron hacerlo, el recurso de la conspiración les vino como anillo al dedo. En realidad debía ser eso lo que Laporta buscaba. Jaleo.
“Se demuestra una vez más que el Estado español no nos ayuda y si fuese otro equipo se hubiese actuado de una manera diferente”, decía Laporta. Victimismo para tapar errores de gestión que provocarían también la decepción en Guardiola ante determinados problemas con la recogida del equipaje que se suscitaron en el regreso a Barcelona. El acuerdo con la compañía turca era muy rentable económicamente, pero poco o nada operativo.
Joan Oliver, el escudero fiel de los trabajos sucios que disfrutó en Abu Dhabi con su señora esposa celebrando el 30 aniversario de su matrimonio, hablaba de "ataque de cuernos" de España, seguramente, acusando a Aviación Civil, al Ministerio de Fomento y a las compañías aéreas españolas de boicotear el viaje del Barça. Más victimismo procedente de quien debería haberse preocupado, con la suficiente antelación y diligencia, de evitarle problemas innecesarios a Guardiola y sus jugadores. A lo mejor estaba demasiado ocupado con asuntos relacionados con el espionaje a espaldas del presidente como para ponerse a trabajar en la comodidad de los viajes del primer equipo blaugrana. Por gestiones como ésta cobraba un sueldo de 900.000 euros anuales. “Tenemos la convicción de que si otro equipo español hubiese tenido este problema, ya lo hubiesen arreglado. Todo depende del Ministerio de Fomento español y por eso estamos cabreados”. Argumentos basados en convicciones. Eso era todo. Las compañías aéreas, Aviación Civil, el Ministerio de Fomento, el Gobierno, Zapatero… Y seguía Oliver: “Nos dicen que están orgullosos de que un equipo español este en el Mundial, pero aquí sólo somos españoles para una cosa y catalanes y del Barça para otra. Seguiremos negociando, pero lo veo difícil”.
Se lo decía Laporta en Abu Dhabi a Joan Vehils y Albert Masnou en una entrevista exclusiva concedida al diario Sport el 16 de diciembre de 2009. “No me gusta que se vulnere mi intimidad y menos con la falta de ética que se ha hecho. No pueden soportar el triplete, el 2-6, y que esto lo logre un club catalán de fútbol, con su junta directiva catalanista y con un presidente que ya ha manifestado que lo mejor para Catalunya es que tenga un estado propio”. ¿Qué tendría que ver eso con la patética imagen que ofreció el presidente blaugrana en Luz de Gas? Seguía sin entender que el catalanismo nada tiene que ver con la imagen del representante de 170.000 socios rociándose champán francés por la cabeza en un local público. Seguía sin comprender que cuando uno se comporta en público inapropiadamente está expuesto a que cualquier móvil registre para la posteridad un retrato grotesco.
“Hay que tener coraje para seguir ganando porque lo que quieren es destruirnos y que nos vayan mal las cosas. No cederemos”. En lugar de no ceder, lo que el presidente del Barcelona estaba obligado a hacer era no dar motivos para que quienes le querían destruir encontraran argumentos sobrados. Laporta seguía confundiendo el rechazo que generaba su comportamiento con una supuesta campaña contra el club o contra Cataluña, porque parecía dar a entender que el Barça era él y Cataluña también era él. Había perdido el mundo de vista.
“Llevan siete años con una persecución ideológica. En los seis años anteriores no han logrado lo que pretendían. Ha habido momentos en que nos han dejado tocados pero nos hemos recuperado. Quieren destruir lo construido y hacerme daño a nivel personal. Van con más agresividad y virulencia que nunca (…) No puedo hacer lo que ellos quieren que haga, que sigamos con su vasallaje. Hemos de defender lo que es nuestro. Seguiremos por nuestro camino, que nos ha llevado a lo más alto. No quería darse por enterado de que lo que había llevado al Barça a lo más alto era el estilo de Guardiola, no el suyo.
Fue la tonadilla que cantaron los jugadores del Barça en el hotel Shangri-La de Abu Dhabi poco después de proclamarse campeones en el Mundialito. Hasta los propios futbolistas se mofaban de las juergas de su presidente en la fiesta que convocó a los 200 invitados de la directiva barcelonista que pudieron escuchar los gritos de los jugadores: ”Alcohol, alcohol, alcohol, hemos venido a emborracharnos y con Laporta al Luz de Gas…”.
"Mi personalidad y la de Laporta son diferentes. He intentado compensar aspectos de su carácter (…) Debemos recuperar un club comprometido, pero libre de implicaciones políticas que molesten (…) El Barça tiene vocación de club universal y cosmopolita y es fundamental que todo el mundo, sea de donde sea, y tenga la ideología que tenga, se encuentre a gusto. De cara al futuro, hay que recuperar el papel de club comprometido, pero libre de implicaciones políticas que puedan molestar a una parte de sus seguidores (…) Un Barça sin Laporta dejará de tener algunas de las virtudes que él ha aportado al club y también algunos de los excesos o posibles defectos que, como consecuencia de su personalidad y manera de ser, haya podido producir”. Palabras de Alfons Godall, el delfín elegido por Laporta, a La Vanguardia el 14 de diciembre de 2009 haciendo suyo lo bueno de su amigo Jan y desmarcándose de lo más negativo de su gestión. Godall ya sabía que si quería suceder a Laporta debería demostrar que su talante sería diametralmente opuesto al de su amigo.
Ya era de dominio público que el seguimiento de la línea marcada por Laporta sólo podía conducir a su candidato bendecido al fracaso, como así ocurrió. Y el amigo Godall ya no se cortaba marcando distancias. Mientras el resto de candidatos permanecían en silencio, ya antes del Mundialito de Clubs la junta no perdía el tiempo y entraba en campaña. Sostenía Godall sobre el contrincante Sandro Rosell: "Si bien estuvo en el inicio del proyecto, no compartió este modelo. Por ejemplo, en noviembre de la primera temporada él ya era partidario de destituir al entrenador, contra el criterio general de la junta y del presidente, y después se demostró que la apuesta por la continuidad de Txiki y de Rijkaard fue un acierto porque nos dio dos ligas y una Champions. Otros compañeros de la junta que se marcharon a continuación del voto de censura lo hicieron por otras causas. Ferran Soriano y otras personas que dejaron el club, si bien cometieron una equivocación, sí que compartieron durante más tiempo ese modelo (…) El modelo deportivo de Sandro Rosell es Sandro Rosell. Tiene una manera de interpretar la competición más cortoplacista. Creo que hará una propuesta de club muy personalista y no apostará por este estilo de juego, por los canteranos y el tener paciencia en los momentos adecuados". ¡Qué miedo! Si Sandro Rosell salía elegido presidente no apostaría por los canteranos, ni tendría paciencia. Y eso que dimitió horas después de proclamarse el Barça campeón de Liga. Lo suyo no fue, pues, un problema de paciencia.
MAÑANA, CAPÍTULO 56
Las confesiones de su guardaespaldas / Un gobierno de coalición / Las alfombras / Su ascenso en la Federación / El aumento de los abonos / El interés por Betandwin / Pide la cabeza de Santi Nolla / Las escuchas / Cita en casa de Cruyff / La otra versión sobre Rijkaard / Silbidos y altercados / Exclusivas Sala i Martín / Ferrer, enemigo
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