Parecía cantado que la llegada de Leo Messi al PSG generaría un efecto dominó que acabaría llevando a Kylian Mbappé al Real Madrid, entre otras razones porque no parecía posible que el PSG pudiera cumplir con la normativa del ffair play financiero manteniendo a todos sus cracks en su plantilla.
Sin embargo, el PSG parece tener bula con la UEFA y las autoridades francesas le conceden un margen que no ha encontrado el Barça en España para que rehaga sus finanzas en los próximos años.
La cuestión es que Messi ya está en París y el presidente Nasser Al-Khelaifi ha mantenido una cumbre con su estrella francesa. Le ha recordado su obsesión por fichar por el Real Madrid para ganar la Champions y le ha preguntado si cree que le será más fácil ser campeón de Europa con Nacho, Marcelo, Vinicius y Lucas Vázquez que compartiendo vestuario con Leo Messi, Sergio Ramos, Donnaurma, Di María, Neymar o Verratti.
Mbappé se ha quedado sin argumentos. No esperaba la llegada de Messi, pero su presencia en el equipo parisino le obliga a permanecer en su plantilla al menos un año, el suficiente para ganar la Champions League y volar luego al Bernabéu.
El discurso de Mbappé ya no encontraría comprensión entre los aficionados franceses, que le echarían en cara haber huído cuando el PSG había conseguido la guinda del pastel.
Mbappé tenía decidido fichar por el Real Madrid este verano esperando que el PSG y el Real Madrid se pusieran de acuerdo en la cifra del traspaso, pero Al-Khelaifi no cede. Mbappé no está en venta y no va a negociar nada con el Real Madrid, al que sólo le queda la esperanza de que Mbappé no cambie de opinión y siga deseando fichar por el Real Madrid el próximo verano. Para entonces los deseos del presidente del PSG no contarán, porque Mbappé será libre de hacer lo que le plazca.
La llegada de Messi sólo ha servido para retrasar un año la llegada de Mbappé al Real Madrid.