Laporta tiene que dejar tirado a Florentino cuanto antes si no quiere llegar al juicio final como cómplice palmero del presidente del Real Madrid.
Joan Laporta sigue decidido a seguir interpretendo el papel de lazarillo de Florentino Pérez conduciendo al Barça al abismo al que le lleva el presidente del Real Madrid. Está muy necesitado de dinero para liberar su aval y el de sus amigos directivos. Y la necesidad le ha llevado a seguir, hipnotizado, la senda que le marca Florentino Pérez como si fuera el jefe de una secta de sediciosos dispuestos a dar un golpe de estado para lograr la desconexión de la UEFA a través de una declaración unilateral de independencia que ha resultado ser muy efímera.
Ni siquiera la deserción de sus amigos del Manchester City y del resto de clubes, que han dejado al Barça solo ante el peligro uniendo sus destinos al Real Madrid, ha servido para que el presidente del Barça recapacite. Y eso que Laporta no tiene poderes para dar un paso tan peligroso sin el consentimiento de unos socios a los que aún no ha consultado.
Aleksander Ceferin, el presidente de la UEFA tiene muy bien identificado al instigador de la revuelta. Y ese no es Laporta, que en esta historia no es más que un mandado. El peso de la ley de la UEFA recaerá sobre Florentino Pérez y el Real Madrid. Y Ceferin le ha lanzado un guiño al presidente del Barça para que deponga su actitud hostil y vuelva al redil del orden constitucional de la UEFA.
Cefefin ha declarado en el medio esloveno 24ur.com que “me decepcionaron todos, pero quizás menos el Barça. Hace muy poco que eligieron a Laporta y hablé con él dos o tres veces. Estaba presionado por la situación. Fue algo que heredó”, dijo Ceferin, recordando que fue Bartomeu quien metió al Barça en este lío.
“No fue su culpa que la situación fuera así, pero al mismo tiempo, como buen negociador, encontró una estrategia (el voto necesario de la Asamblea de Compromisarios) para poder salir de ella”, ha dicho Ceferin, que espera ahora que se acoja a esa estrategia para liquidar el tema y abandonar el bando de los rebeldes.
Pero Laporta no se da por enterado y sigue fiel a los mandamientos del "mesías" Florentino. El golpe de estado ha sido abortado, no existe ninguna posibilidad de éxito, pero Laporta sigue empeñado en ganarse la animadversión de la UEFA. No ha estado espabilado como el PSG o el Bayern, que se han ganado el agradecimiento eterno del máximo organismo internacional, y ya tendrán la oportunidad de cobrárselo.
Las consecuencias de la primera decisión seria de Joan Laporta en su mandato presidencial pueden resultar gravísimas para el Barcelona. En la jornada de ayer de LaLiga ya se pudo ver la tensión con la que fue recibido el Real Madrid por la afición del Cádiz. Insultos de todos los colores, cánticos ofensivos, lanzamiento de objetos y disturbios variados.
Todo eso se lo ha buscado Florentino Pérez. Y Joan Laporta será su cómplice en el juicio final si antes no decide sacar al Barça de esta deriva peligrosísima. Si Florentino Pérez se quiere tirar a un pozo, que se tire. No es necesario que nadie se tire con él. Y menos el presidente del Barcelona, que no debería estar al servicio del presidente del Real Madrid saltándose las leyes de conviviencia de la UEFA.
Lo tiene muy fácil. Sólo debe decirle a su amigo Florentino que lo siente mucho, pero que la decisión la debe tomar la asamblea de socios y no él. Así se lava las manos. Aunque seguro que Florentino Pérez no lo entenderá. Él no necesita a los socios ni para ser presidente ni para hacer lo que le viene en gana. En el Real Madrid su deseo es la ley.
Pero en el Barça no.
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