¿Por qué ha perdido el Barça el clásico?

¿Por qué ha perdido el Barça el clásico?

| 2020-10-24

| Redacción MB

Mientras Bartomeu sea presidente del Barça vamos a tener que acostumbrarnos a sufrir a un Barça perdedor.

El FC Barcelona ha desperdiciado una oportunidad histórica para noquear al Real Madrid y dejarle KO tras las dos derrotas con las que llegaba al Camp Nou. Los blancos han vencido en el Camp Nou y se rearman traspasando la presión al Barça, que encadena dos derrotas seguidas en LaLiga y que además se va a Turín con la desagradable sensación de ser un "looser".

Era previsible que el Barça tuviera problemas para ganar este partido habida cuenta todo lo que ha sucedido en las últimas horas, con una plantilla enfrentada a su presidente y con una guerra civil latente en el vestuario. Los que van a muerte contra Bartomeu y los que aceptan sus propuestas de renovación aceptando la rebaja salarial.



La plantilla del Barça no es que no esté unida. Está en estado de guerra civil. Y sin armonía, sin un entusiasmo común, es difícil ganar. Al Real Madrid o a cualquiera. El mismo Cádiz podía haber salido hoy vencedor del Camp Nou como hace una semana fue el Getafe quien endosó al Barcelona la primera derrota de la temporada.

Dicho esto, el Barça no se comportó como un equipo de verdad. No se vieron automatismos. No hubo presión eficaz sobre el rival. No hubo juego entusiasta. No hubo intensidad. Los jugadores no se buscaron. Y hubo también pocas ganas de correr.



La frescura de Ansu Fati y la espesura de Messi

La frescura de Ansu Fati no fue suficiente ante la espesura de Leo Messi, que todo lo que hizo lo hizo mal. A Pedri le vino grande el partido. Busquets dejó claro que ya no está para partidos de este nivel. Y Jordi Alba, bien en la primera mitad, se hundió en la segunda. Hubo notas positivas, sí: Dest, De Jong y Ansu Fati. Los demás no pasaron del suspenso.

Si a todo esto añadimos que la labor arbitral perjudicó notoriamente al Barça, tenemos la explicación de una derrota que puede dejar secuelas. De hecho, vamos a tener que empezar a acostumbrarnos a un Barça perdedor hasta que Bartomeu desaparezca de la faz del Camp Nou. Cuando llegue ese día, todo cambiará. Y si no, al tiempo.