El arbitraje de San Sebastián colma la paciencia del Barça, en donde temen una nueva canallada arbitral en el clásico.
A Josep Maria Bartomeu se le ha agotado la paciencia. Jose Luis Rubiales le prometió neutralidad arbitral si el FC Barcelona le apoyaba en todas las guerras en las que se metiera. Y Bartomeu le dio su apoyo a cambio de árbitros justos.
Pero la promesa de Rubiales no se ha cumplido y el FC Barcelona se ha visto perjudicado a lo largo de toda la temporada por la labor de los árbitros y por la peculiar manera de recurrir al VAR cuando interesa y de olvidarlo cuando no interesa.
Lo que ha pasado en San Sebastián colma el vaso de la paciencia y el Barça ha dicho "¡¡Basta!!" Existe indignación en el club azulgrana y auténtico pavor a lo que pueda ocurrir en el clásico, dado que el encargado de dirigir ese choque, que puede ser vital para la decisión final de La Liga, es Hernández Hernández, el mismo que hace tres años le dio al Real Madrid su última Liga robándosela al Barça con una decisión escandalosa en Sevilla, cuando un balón disparado por Luis Suárez entró en la portería bética más de un metro, pero ese árbitro decidió que esa Liga la tenía que ganar el Real Madrid y decidió no concederlo.
Bartomeu entiende que es preciso hacerse valer y, antes de que se produzca una auténtica canallada en el Camp Nou, enviará a Rubiales una queja formal para que el Barça sea respetado de acuerdo a su historia y a su relevancia en la historia del fútbol español.