El extremo galés del Madrid, Gareth Bale, esperaba mucho más tras su exhibición en Kiev por parte del club
Gareth Bale no es un jugador egocéntrico. Nunca ha necesitado los focos ni sentirse el mejor para disfrutar con su trabajo. De hecho, siempre ha visto con admiración a Cristiano, con quién ha compartido algo más que vestuario. Sin embargo, a todos nos gusta sentirnos valorados cuando hacemos las cosas bien. Por ello, Bale ha echado de menos algunas cosas tras ser clave en Kiev para lograr la Champions.
Bale sabe que fue el héroe de la final y siente que nadie se acordó de él cuando acabó el encuentro. Por si las palabras de Cristiano sobre su futuro ya habían hecho acaparar demasaidos focos, el galés también está decepcionado con la fiesta de la Decimotercera. Ni sus compañeros le otorgaron un reconocimiento público ni los aficionados del Bernabéu le gritaron, como a Cristiano, el cántico de “quédate”.
En el escenario que se situó en el centro del césped del estadio se vio al galés con la misma cara de resignación y seriedad que le acompañaba en las horas antes de la final cuando Zidane dio la alineación y vio que era suplente. Bale solo se soltó y participó con más energía de la celebración al final de la fiesta cuando aparecieron su mujer e hijos sobre el césped y se puso a corretear con ellos. Antes, nada de nada. Ni una mención a su partidazo contra el Liverpool en la sede de la Comunidad de Madrid, Ayuntamiento y Cibeles.
Pero todo esto perjudicó a Bale, que sí tuvo un trato diferente de Florentino Pérez. El presidente del Real Madrid tuvo un saludo bien distinto con el galés que con el portugués. Con Cristiano fue un apretón de manos protocolario y con Bale se fundió en un abrazo.