10 argumentos de peso para confiar en que el Real Madrid sea capaz de levantar la Decimotercera en Kiev.
El Real Madrid está llamado a alzar la copa de la Champions League por decimotercera vez en Kiev. Por muchas razones. Estas diez, por ejemplo:
El Liverpool es un grande de Europa. Cinco copas de Europa le contemplan, aunque se quedan cortas en comparación con las doce que acumula ya el Real Madrid. Para la gran mayoría de los jugadores madridistas será la cuarta final que disputan en los últimos cinco años, y las tres anteriores se saldaron con victoria. En el ADN del Real Madrid no existe la palabra derrota, y menos en Europa. Y estos jugadores lo saben.
Aunque el Liverpool cuenta con algunas individualidades de gran nivel, como Salah, Firmino o Mané, lo cierto es que la constelación de estrellas que forman en el equipo de Zidane quita el hipo a cualquiera. Uno por uno, se mire como se mire, la comparación es favorable al Real Madrid. Sólo se trata de que la superioridad a nivel individual se plasme también en el juego colectivo. Y para eso está Zidane, que hasta ahora ha demostrado con creces que sabe lo que se lleva entre manos. No sólo son mejores los titulares, Zidane contará también con artillería pesada de primer nivel en el banquillo para tratar de arreglar cualquier desajuste que pueda producirse a lo largo del partido.
Cuando un equipo afronta una final con Cristiano Ronaldo tiene mucho ganado antes de empezar. La presencia del mejor jugador del mundo es sinónimo de victoria, porque el crack portugués es el líder de este equipo y el que se arremanga en las grandes ocasiones para conducir a sus compañeros al éxito final. Sus goles, sin duda, serán decisivos en esta nueva final a la que una vez más se presenta como máximo goleador del torneo. Con Cristiano Ronaldo todo es más fácil.
Era el Liverpool de Ray Clemence, Kennedy, Souness, Dalglish y Sammy Lee. Enfrente, el Real Madrid de los Garcías dirigido por Bujadin Boskov, con Camacho, Stielike, Del Bosque, Juanito y Santillana, entre otros. Era la final de la Copa de Europa de 1981 que se disputó en el Parque de los Príncipes de París. Venció el Liverpool con un solitario gol de Alan Kennedy a ocho minutos del final. Fue una derrota que hizo mucho daño al madridismo y que costó de superar hasta que llegó La Séptima. Fue una derrota que merece una respuesta en forma de revancha para saldar una vieja herida que aún está abierta.
El Liverpool no se planta en una final de la Champions League desde 2007, cuando la ganó con Rafa Benítez en el banquillo. El año pasado, sin ir más lejos, ni siquiera participó en competiciones europeas. Sus jugadores no están familiarizados con la presión de una final en la que está en juego el trono europeo. El Real Madrid no sólo supera al Liverpool en esta faceta, sino que no necesita recurrir a su historia gloriosa, como el equipo red. Los hombres que saltarán al césped en Kiev son casi todos campeones de Europa varias veces, como Cristiano Ronaldo, que ya acumula cuatro Champions League. El Real Madrid se encuentra en las finales en su ambiente natural, sin presiones, de ahí que haya ganado las nueve últimas que ha disputado.
Mientras Zinedine Zidane no sabe perder, Jurgen Klopp no sabe ganar. El técnico germano del Liverpool perdió, ante el Bayern Múnich y dirigiendo al Borussia Dortmund, la única final de Champions League que ha disputado. En cambio Zidane no sabe lo que es perder una eliminatoria en esta competición desde que tomó las riendas del equipo hace dos años y medio. Dos años y medio sin doblar la rodilla ante nadie y enfrentándose a los mejores. El carisma de los entrenadores puede tener una influencia vital en la final.
El Liverpool se ha plantado en la final de Kiev tras apear de la Champions League al Oporto en octavos de final, al Manchester City en cuartos y a la Roma, con muchos apuros, en semifinales. El Real Madrid, en cambio, ha dejado fuera al campeón de Francia, al campeón de Italia y al campeón de Alemania (PSG, Juventus y Bayern Múnich). La dificultad de los rivales del Real Madrid que han intentado cerrarle el paso de la final confirma que este equipo está preparado para ganarle a cualquiera. El Liverpool no es superior a ninguno de los tres equipos que el Real Madrid tuvo que superar en las eliminatorias para llegar a Kiev.
El Real Madrid no está para bromas. Al margen del hambre que Zidane garantiza que tienen sus jugadores por ampliar su palmarés con más títulos, para el Real Madrid está en juego la temporada. Después del doblete del Barcelona y la pobre actuación madridista tanto en Liga como en Copa, los hombres de blanco necesitan la Champions de nuevo para restregársela por la cara a los culés y minimizar sus éxitos. Una derrota, sin embargo, significaría acabar la temporada en blanco (aunque llegaron las Supercopas y el Mundial de clubes). Y el Real Madrid no puede permitirse el lujo de cerrar una temporada sin Liga, sin Copa y sin Champions League. El recuerdo del Barça debe servir como un aliciente más para los jugadores madridistas.
Zinedine Zidane disfruta del privilegio de afrontar la final con toda la plantilla al completo, sin lesionados ni sancionados. Y eso es un lujo. Jugadores del nivel de Bale, Asensio, Isco, Benzema o Lucas Vázquez están amenazados de banquillo y muchos de ellos iniciarán el partido desde ahí, lo que a su vez expresa la tremenda calidad que se concentra en la plantilla del Real Madrid.
Los reds del Liverpool es posible que nunca caminen solos, tal y como reza su himno, pero los jugadores de Zidane tienen algo detrás que les empuja a buscar la victoria: el Espíritu de Juanito, esa dosis extra de energía que les lleva en volandas a encontrar fuerzas donde no las hay cuando las cosas se ponen complicadas y hace falta algo más que calidad técnica.