Lo acontecido en el Wanda Metropolitano el pasado fin de semana hace pensar en un cambio de opinión.
El futuro de Antoine Griezmann podría no estar tan claro como algunos piensan. A pesar de que el Barça lleva ya mucho tiempo tras los pasos del crack rojiblanco, con el que tiene un acuerdo cerrado e incluso una cláusula de penalización en caso de que se rompa dicho pacto, en el Camp Nou todavía no dan por hecha su llegada, más aún después de la propaganda y de la campaña que se ha iniciado en la capital española para que el francés se quede en el Atlético. Una corriente que pudo parecer un farol, pero que va muy en serio y empieza a tomar forma.
La situación clave fue la del pasado encuentro en el Wanda Metropolitano, para despedir LaLiga. Un partido en el que fue protagonista Fernando Torres por su adiós pero también Griezmann por su futuro. De hecho, la reacción de Godín a los pitos del estadio, desde el que algunos hasta insultaron al galo, denotó que el delantero ya podría haber tomado la decisión de quedarse, a juzgar por las palabras del uruguayo, que gritó que el jugador se quedaba.
Claro está, que los abucheos y las faltas de respeto que Griezmann tuvo que oír de su propia afición también le han cambiado su concepción de lo que le espera si sigue en la capital. En resumidas cuentas, el futuro del francés todavía es un gran lío en el que las dos grandes fuerzas siguen tensando la cuerda a la espera de que el galo tome una decisión definitiva.
Lo que está claro es que la misión no será tan fácil como esperaban en la Ciudad Condal hace unos meses, donde el exceso de confianza costó alguna que otra crisis con el club colchonero.