Tomás Roncero, el popular líder de opinión del madridismo más rancio, ha perdido el oremus porque el equipo de sus amores ha ganado un partido, y bien ganado al Barcelona de baloncesto. Ese partido le da derecho a presumir de un título que se le ha resistido durante los últimos 19 años especialmente porque delante se ha encontrado en este tiempo con un equipo de leyenda que le ha cerrado el paso. 10 años no son una moda, sino la constatación de una superioridad incontestable. Y ese partido mal jugado por el Barcelona ya le da derecho a hablar de "cambio de ciclo" también en baloncesto. No aprenden.
Ahora ha ganado el Real Madrid. Bien. El Barça va primero en la Liga, lo que indica que tampoco está el tema para que lancen las campanas al vuelo en la capital. Por otra parte, el Real Madrid ya ha recibido este año dos sonoras palizas. Una en Europa y otra en la Liga ACB, lo que también es una muestra de las dudas que genera ese proyecto. Tantas que el equipo blanco está a un paso de ser apeado de la Euroliga, una competición en la que el Barça cuenta sus partidos por victorias. Tal y como van las cosas, la temporada del Real Madrid de baloncesto puede parecerse a la del equipo de fútbol el año pasado. Una Copa del Rey y sin Liga ni Euroliga. En ambas competiciones el Barça está muy bien situado para que también se repita la historia del fútbol: fracaso en la Copa, gloriosos triunfos en la Liga y la Champions League.
Que no se ponga muy nervioso Roncero. La temporada es larga y le quedan muchas oportunidades para llorar amargamente un cambio de ciclo que no se va a producir.