Y es que si el colegiado hubiera actuado correctamente el resultado bien podría haber sido otro muy distinto de la derrota. Porque el error cometido por la tripleta arbitral en el tercero del Madrid fue clamoroso y alguien debería tomar cartas en el asunto.
Ocurrió que Jesé recogió un rechace en el área y este la jugó con Óscar Plano, que estaba en posición incorrecta. Como debió ser, el linier levantó la bandera, indicando que se debía anular la jugada. El problema es que el balón rebota en un defensa antes de llegar a las botas del madridista, con lo que el árbitro deja seguir la jugada que termina con el gol blanco.
En jugadas similares lo normal es que el colegiado anule el tanto señalando el fuera de juego, ya que al ser un rebote no deja de ser fuera de juego. Otra cosa es que el jugador entregue el balón voluntariamente o por error. Resulta que el acoso arbitral contra los azulgranas se produce también en las categorías inferiores, mostrando a los más jóvenes los valores que demasiadas veces se percibe en los campos de primera.
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