El Barça volvió a hacer trampas en un campo de fútbol con total impunidad. Rakitic y sobre todo Neymar tenían la consigna clara de forzar una tarjeta amarilla, para así perderse el intrascendente próximo partido de la fase de grupos de la Champions, y pasar totalmente limpios a los octavos de final. El croata todavía disimuló un poco mejor su cometido, pero lo de Neymar fue dantesco. Un lamentable teatrillo que desesperó a todo el mundo, incluso a azulgranas con sentido común que no se pierden en el fanatismo. Porque se mire como se mire, la actuación del brasileño para buscar una tarjeta fue de chiste. Se encaró con Lustig sin sentido, buscándole las cosquillas para que saltase y se rebotara contra él. Una vez conseguido su cometido, inmediatamente Luis Enrique lo sustituyó. Que Neymar forzó esa amarilla lo saben hasta en la China Popular, pero ahora lo que hay que ver es si la UEFA se va a atrever a castigar al azulgrana por este acto, que recordemos es motivo de sanción y de incluso de multa económica.
Seguramente, como todo lo que hace el Barça quedará en nada. Y es que no vestir la camiseta del Real Madrid no resulta destacable para la UEFA. Porque el organismo sí castigó duramente a los blancos cuando hicieron exactamente lo mismo temporadas atrás. Xabi Alonso y Sergio Ramos forzaron amarillas con Mourinho en el banquillo, pero en esa ocasión todo el mundo puso el grito en el cielo. Trataron al club madridista de hacer trampas y al portugués de teatrero. La presión fue tal desde la prensa que la UEFA sancionó a jugadores y entrenador con dos partidos. Doble rasero. El Madrid no puede forzar tarjetas desde ese día. El Barça puede estar tranquilo, que no le pasará nada a Neymar.
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