Porque el Real Madrid empezó muy bien el encuentro. Dominando, marcando, adelantándose a los balones, presionando arriba, combinando y encerrando al Barça de Pep Guardiola que ha salido dormido al campo. Más que dormido, asustado. el gol de Karim Benzema los ha destrozado y el Madrid ha impuesto su ley.
Sin embargo el árbitro ha empezado a hacer de las suyas. Faltas inexistentes en el exterior del área. Sin ir más lejos, hasta tres faltas escoradas a la banda peligrosísimas sobre la portería del Real Madrid. Tampoco enseñándole la amarilla más que merecida a Alexis en una acción con Pepe. Todo ello fue hundiendo al Madrid, como siempre, hasta que para colmo Xavi Hernández se ha encontrado con un balón rebotado en los pies de Marcelo que acaba en la red. Un gol que el barcelonismo ni se lo cree.
Pero no ha sido la gota que ha colmado el vaso. Ha sido algo más tarde, cuando ha cometido una falta por detrás a Xabi Alonso. Una falta merecedora de cartulina amarilla. Hubiera sido la segunda después de la que le ha mostrado en la primera parte por unas protestas en una falta. Es decir, debería haber sido la expulsión. pero claro, es Messi, el mejor del mundo. Y el Madrid no merece lo más mínimo porque Leo puede hacer siempre lo que quiera. Si quiere dar un balonazo a los aficionados, no pasa nada. Que quiere realizar entradas por detrás, adelante. Que quiere protestar, que proteste. Siempre lo mismo.
El resto de la historia, la de siempre. El colegiado dando todas las acciones al FC Barcelona, favoreciéndole con repetidas faltas que no aportaban nada al juego ni al espectáculo que se tenia que vivir esta noche en el Santiago Bernabéu. Una vez más, el Barcelona se pasea por el campo del Real Madrid como le da la gana.
¿Y ahora qué? Ahora el Barcelona todavía tiene que pensar en que es líder virtual. Llevan un partido más que el resto y se creen campeones. Queda mucha Liga. Queda mucha Copa. Queda mucha Champions. Esto acaba de empezar.