Desde Madrid la temporada pasada fue habitual la lluvia de críticas contra el Barça por contar con demasiados penaltis a su favor. Lo cierto es que la excusa del árbitro les sirvió a los merengues para intentar esconder debacles como el 0-4 del Bernabéu y otros fiascos. Sin embargo, durante este curso este tipo de críticas se han esfumado de golpe. Y esto no puede ser ninguna buena noticia para los intereses culés si quieren que en el Clásico no haya doce jugadores blancos. Y es que el árbitro designado para el Barça-Madrid del sábado no es otro que Clos Gómez, un colegiado que tiene cierta tendencia a conceder penas máximas a los merengues, tal y como demuestra su balance: trece penaltis a favor del Real Madrid y tan sólo tres en contra. Un bagaje demoledor que demuestra hacia donde tiende a barrer el hombre que dirigirá un partido trascendental en la lucha por la Liga. Ante la escandalosa cifra, desde Madrid sólo ha habido silencio. A la Caverna ya le va bien la designación de Clos Gómez, y los Roncero y compañía esperan que les eche un cable para que los blancos se pongan a nueve puntos del Barça. No sería de extrañar que hubiera alguna ayudita, visto lo visto.
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