La derrota de ayer en Pamplona es la gota que colmó el vaso. A Pep Guardiola se le ve cansado, protestón, diferente a como a sido hasta ahora. Da la sensación que el entrenador está pensando en dejar el equipo ahora que lo ha ganado todo y quedar como un campeón ante la superioridad manifesta del Madrid en la Liga.
Desde que llegó en 2008, Pep lo ha ganado absolutamente todo. 15 títulos en 4 años. Ahora, sin embargo, se le ve sin paciencia, sin recursos. Sin ir más lejos ayer, en un partido vital para aferrarse a la Liga, dejó a los tres centrocampistas campeones del mundo en el banquillo, sin más. Y tardó mucho en sacar a Cesc. Es un síntoma de su desgaste y de que su etapa en el Barça está llegando a su fin.
El míster ve como la Liga se le escapa de cada vez más y tiene color blanco, algo que en estos años ha sido poco frecuente. Si solo gana la Copa del Rey este año será una verguenza para un equipo que lo ha ganado todo y quiere ganarlo todo. Una deshonra para un equipo considerado "el mejor del mundo". Además, en temporadas pasadas, Guardiola a estas alturas ya había renovado, siempre de año en año pero ya lo había hecho. Esta campaña aún no y no parece que lo vaya a hacer.
Aunque en las ruedas de prensa mantenga sus falsos discursos repletos de humildad, en el terreno de juego en los últimos partidos, Guardiola se ha dedicado a protestar al cuarto árbitro como el que más. Sin ir más lejos, ante el Osasuna, después del gol bien anulado a Alexis por fuera de Juego, el míster se comió literalmente al linier sin dejar hacer su trabajo.
Todo ello demuestra que el credito del de Santpedor está llegando al final, que ya no confía en el equipo y ya no se ve capaz de remontar el vuelo. Ahora vuelven las pesadillas del pasillo que ya hicieron al Madrid en el Bernabéu en 2007 y que probablemente tengan que hacer este año. Si la desventaja de 10 puntos, se mantiene y alcanza los 13 puntos cuando el Madrid visite el Camp Nou en la jornada 35, los de Guardiola tendrían que volver a rendirse al campeón blanco con el pasillo.
Un hecho que no está tan lejos de producirse si ambos equipos siguen en la misma línea. El Madrid podría proclamarse campeón de Liga en el feudo culé, si sale a 12 puntos más la ventaja de goles. Si llegado el momento antes del partido, la diferencia es de 16 puntos más, el Camp Nou verá como los culés deben rendirse al mejor equipo del momento con otro histórico pasillo, ahora en tierras catalanas.