El Real Madrid ya estaba avisado: antes del Clásico, el Barça no había perdido ningún partido de los 20 que les había arbitrado el colegiado Clos Gómez. 17 victorias y tres empates era el vergonzoso bagaje del árbitro con los culés, y para el Clásico no renunció a su estilo barcelonista. Después de 'robar' dos penaltis a los de Zidane y conceder un gol en fuera de juego a los azulgrana, demostró una vez más cuáles son los colores que siente. Hasta este punto era tristemente previsible que sucedieran así las cosas. Lo que es inaceptable es que tras el duelo el Comité le felicitara por su actuación, lo que es poco menos que un insulto directo a los blancos.
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