Alfredo Vidal
Lo que une a Leo Messi con el FC Barcelona no es el dinero. Cierto que cobra mucho y que la próxima temporada será el futbolista mejor pagado del mundo, y con mucha diferencia respecto a los demás, pero eso, el dinero, lo puede encontrar en cualquier lado: París, Londres, Manchester o Múnich. El Barça le ha hecho a Messi una oferta más que generosa (40 millones netos al año) y el jugador no tiene nada que regatear. El regateo viene por otro lado.
Leo Messi es consciente de que el ciclo ganador en el que participó desde su inicio con Xavi, Puyol, Iniesta y compañía toca a su fin, especialmente por el alarmante bajón de juego de Iniesta que amenaza incluso a su continuidad en el Barça. Iniesta seguirá un año más en el Camp Nou, pero su papel en el equipo dejará de tener el protagonismo que ha disfrutado hasta ahora.
Y Messi, feliz por los dos compañeros de ataque que le ha traído Bartomeu, está preocupado porque el nivel del equipo pueda resentirse alejándose de la senda ganadora que le ha caracterizado en los últimos años. Messi es un ganador nato y quiere tener la seguridad de que desde el club se hará el esfuerzo necesario para redearlo de jugadores de alto nivel de calidad que le permitan aspirar a todos los títulos, como ha sucedido siempre hasta ahora.
Messi no impone nada, pero ha dejado caer la conveniencia de incorporar a la plantilla a algunos jugadores que le permitirían seguir brillando como hasta ahora. Uno de ellos es Marco Verratti, un fichaje que para Messi es imprescindible en el centro del campo, especialmente si, como está previsto, él retrasa su posición y se convierte en un centrocampista más. Messi entiende que la fuerza de Verratti, no exenta de técnica, le iría de maravilla al fútbol que él pretende desarrollar. También se muestra partidario a la llegada de un punta de primer nivel, tipo Dybala o Griezmann, para ocupar la demarcación de ataque que él dejaría vacante. Son los dos fichajes que Messi ha puesto sobre la mesa. Más que como exigencia, como idea de lo que él desearía para seguir en el Barça sabiendo que el equipo puede continuar conjugando el verbo ganar como lo ha hecho hasta ahora.