El niño, que apenas tenía once años, no es otro que Isaac Cuenca. En una visita al Camp Nou coincidió con el final de un entrenamiento del Barça, esperó pacientemente en la puerta del vestuario y en cuanto salió su ídolo Carles Puyol le pidió cumplir su sueño de fotografiarse con él. Carles, como ya es habitual en él, aceptó encantado consciente de la ilusión que tenía el chaval por esa foto. Han pasado los años y ahora ambos son compañeros de equipo, comparten vestuario e ilusiones y tienen una excelente relación porque Carles, que se inició también en los equipos inferiores del Barça, no ignora lo importante que es para los chavales que ascienden al primer equipo encontrar en el vestuario la complicidad y ayuda de los cracks consagrados.
Isaac Cuenca, que ha renovado recientemente el contrato que le unía al Barça, es ya futbolista del primer equipo de pleno derecho, ha cambiado su dorsal y a partir de ahora será el número 23 del Pep Team.