Fermí Puig y el Drolma
Joan Laporta se sintió siempre bien respaldado. Ganó las elecciones de forma aplastante y dominó con maestría los resortes que el poder puso a su disposición para sacarle el máximo rendimiento. Entre sus defensores acérrimos disfrutó del curioso apoyo de Fermí Puig, el alma del exclusivo restaurante Drolma, local del que el presidente del Barça fue cliente de honor, o al menos lo pareció por sus continuas visitas. Ser laportista convencido debió ser suficiente argumento para que La Vanguardia le permitiera a Fermí Puig hacer uso de sus páginas con el objeto de expresar su visión fundamentalista del presidente y su entorno. El 30 de octubre de 2005 utilizaba así su atalaya de La Vanguardia: “Resulta grotesco que algunos que tuvieron en el pasado reciente la oportunidad de demostrar su capacidad de gestión aparezcan hoy en un sinfín de tertulias deportivas como los depositarios de las recetas mágicas que salvarán a la entidad del desastre. ¿Pero de qué desastre hablan? ¿Tal vez del que ellos mismos provocaron? ¿Alguien en su sano juicio puede convencernos de que el club se encuentra peor que hace tres años? ¿Es posible tan poca desvergüenza y tan poco sentido del ridículo? ¿Quién no recuerda el Camp Nou vacío, huérfano de este orgullo colectivo, hoy felizmente recuperado?” ¿De qué provocaciones hablaría Puig? Nadie del antiguo régimen obligó a Laporta a mentir a los socios con Beckham. Nadie le forzó a quedarse en calzoncillos en el aeropuerto. Eso sí que fue grotesco y humillante para todo el barcelonismo. Nadie le incitó a mentir dos veces en la asamblea. Nadie le impuso la inclusión en su junta de un familiar que había mantenido oculto en la campaña electoral. Nadie le exigió elevar a traición las cuotas de los abonados un 40%. Nadie le invitó a hacer el ridículo con el tema del sponsor. Nadie le empujó a incumplir su promesa de no vender patrimonio. Nadie le sugirió cambiarle el nombre al equipo de baloncesto por cuatro euros. Fue él solito quien avergonzó al barcelonismo con comportamientos como el del palco de Old Trafford o el de su discurso ante las peñas o con el turbio asunto de espionaje a sus vicepresidentes... El propio Laporta se inventó estos “desastres” sin necesidad de pedir recetas mágicas a nadie. Y, lamentablemente, el Camp Nou volvería muy pronto a registrar el absentismo de una masa social desilusionada con las formas de un presidente al que ya rechazó de forma mayoritaria, aunque no suficiente, en las urnas con motivo de la moción de censura y luego despreciando su legado en las elecciones de 2010. “Que nadie se lleve a engaño- proseguía el maître del Drolma en La Vanguardia-. En la trastienda de la operación Echevarría se esconde el ya mal disimulado deseo de provocar un anticipo electoral que propicie el retorno a la dirección del club de algunos de aquellos que en su momento, con su calamitosa gestión, escribieron buena parte de las páginas más negras del club. En ausencia del menor sentido del ridículo se les debería pedir sosiego y sentimiento barcelonista, no vaya a ser el caso que el socio recupere la memoria, si jamás la perdió, y termine identificando a quienes condujeron al club al borde del abismo”. Que no se lleve a engaño el señor Puig. La operación Echevarría fue un charco en el que se metió solito el presidente. Aquí el único que mintió fue Laporta, aunque los propagandistas intentaran vender que los malos de la película eran los denunciantes. Quien escribió alguna de las páginas más negras del club, Joan Gaspart, se abrazaba a Laporta, y Laporta a él. Ellos sabrán por qué. Y hubiera sido bueno, ciertamente, que el socio recuperara la memoria para exigirle a su presidente que cumpliera su palabra, dejara de dar abrazos y levantara de una vez por todas las alfombras prometidas, no fuera a ser que al final, efectivamente, no pudiéramos identificar a quienes condujeron al club al borde del abismo sin que nadie les pida explicaciones. Por desgracia, con la transparencia de pacotilla de Laporta fue imposible que el señor Puig consiguiera descubrir cualquier fechoría, tanto del antiguo régimen como del nuevo orden. Y en la fecha de las elecciones poco o nada tuvo que ver el caso Echevarría. Fue el juez quien obligó a Laporta a ajustarse a una ley que se quería saltar. Luego fueron los suyos quienes se encargaron de desvirtuar el democrático proceso electoral eligiendo una fecha que en otros tiempos hubiera sido motivo de moción de censura para el Elefant Blau. En lo que coincido con el maître es en lo de recuperar el sosiego y sentimiento barcelonista, que precisamente se empezó a perder cuando Laporta y su grupo organizado saltaron a la palestra mediática con la finalidad de evitar precisamente que el sosiego y el sentimiento barcelonista se apoderaran del club tratando de imponer un nuevo orden, primero a través de la desestabilización permanente utilizando los medios de comunicación, y después acudiendo las urnas. Las supuestas “conspiraciones” del periodo laportista poco o nada tuvieron que ver con los auténticos golpes de estado que maquinó el Elefant Blau, eso sí, en nombre de un sentimiento barcelonista que sólo ellos, los que se autodefinían como “los buenos”, podían capitalizar.
Por cierto, a día de hoy se desconoce interés alguno de nadie del “antiguo régimen” por recuperar el poder. Fermí Puig sabría a qué o a quién se refería. ¿Quizá al nuevo amigo de su cliente, Joan Gaspart?
¿Ventajas? para los socios
José Miguel Maza, de Barcelona, escribía a la sección de cartas de La Vanguardia el 6 de noviembre de 2005: “Vueling azulgrana”. “Soy socio del FC Barcelona y usuario convencido de las últimas tecnologías. Navegando por la red encontré un enlace que parecía interesante: ofertas de Vueling.com exclusivas para socios del Barça. Entré, di mi clave de socio y solicité un billete para Amsterdam. El precio que apareció fue de 63 euros por trayecto más tasas. Total, 150 euros. Hasta aquí nada relevante, si no fuera porque la propia web, sin oferta exclusiva para socios, ofrecía el mismo vuelo de ida y el mismo de vuelta a 30 euros el primero y 35 el segundo. Total, 95 euros tasas incluidas”. En la línea del desbarajuste de París. Una semana después aparecía en los diarios una página entera de publicidad de Vueling: “100.000 plazas a 10 euros el trayecto”. Seguramente, no era una promoción para socios del Barça.
Sobra el dinero
E-noticies.com colgaba en su web la siguiente información: "El Barça le regala 225.000 euros al Tenerife. Las finanzas del FC Barcelona pasan por un gran momento. Tanto es así que la junta directiva del club azulgrana ha perdonado al CD Tenerife la mitad del precio del traspaso de David Bermudo, que la entidad canaria aún no había pagado. El Barça estaba pendiente de cobrar 450.000 euros por el traspaso de Bermudo en Tenerife, pero ayer el Barça y el Tenerife llegaron a un acuerdo por el que el club catalán cobrará sólo la mitad de la deuda pendiente, y la otra mitad queda perdonada". Un nuevo acto de generosidad solidaria que honraba a esa directiva, aunque, eso sí, seguíamos a la espera de algún pequeño detalle con los socios del club y la cuota de sus abonos. También el equipo femenino del UB Barça seguía soñando con los 200.000 euros que no llegaron para disputar la Euroliga. La solidaridad no iba con ellas.
No le gusta a Duran i Lleida
Su nacionalismo tampoco conseguía unificar criterios en torno a su persona entre los suyos. Mientras Artur Mas le apoyaba, incondicional y públicamente, y le ofrecía su firma y su voto, Josep Antoni Duran i Lleida, según una entrevista concedida a Toni Frieros en el diario Sport, mantenía una postura más crítica: “Joan Laporta no es mi modelo ideal de presidente del Barça (…) Posiblemente ha tenido demasiado protagonismo”. Ni siquiera el apoyo institucional del club al Estatut le sirvió para ganarse el aprecio del líder de Unió Democrática de Catalunya. “¿Parece a veces que el presidente del Barça es más importante que el de la Generalitat?” Preguntaba Toni Frieros. Respuesta de Duran i Lleida: “Encima incluso algunos se lo creen. Eso no es bueno ni para el Barça ni para la sociedad catalana”.
Cursillo contra el racismo
Joan Laporta se preocupó por proyectar al mundo su pensamiento antirracista en unas jornadas de trabajo organizadas en el Camp Nou en colaboración con la UEFA y la Asociación de Fútbol contra el Racismo en Europa: “Estamos estudiando la posibilidad de impartir un cursillo a nuestros jugadores para que sepan la manera de comportarse ante ofensas racistas”. Tampoco de eso se supo nada nunca. La posibilidad debe seguir en estudio, aunque la verdad es que afirmaciones como ésa en el momento oportuno reafirmaban su imagen de presidente solidario y maravilloso. Al menos que lo pareciera.
Empleo para los viejos camaradas
El 23 de diciembre de 2005 Mundo Deportivo informaba sobre nuevos acomodos en la estructura profesional y directiva del club. Joan Fonollosa, miembro activo del extinto Elefant Blau, pasaba a ser “empleado del club en el área económica”, o sea que se le pagaban los servicios prestados con una nómina. A Albert Perrín, en cambio, se le premiaba con un cargo de directivo mientras que se admitía a su hijo, Albert Perrín i Massana, como nuevo miembro de la comisión social. Una manera como otra cualquiera de garantizar la unanimidad en las decisiones unilaterales que pudiera adoptar el presidente en el futuro. Una manera también de perpetuar la especie dentro del club ¡Y hablaban y ladraban de Núñez!
Nada que explicar
El diario Sport, nada sospechoso, se encargaba en su edición del 21 de marzo de 2006 de ajustar cuentas con el portavoz del club en una información encabezada por el título: “¿Y la transparencia y el Power Point?”. Este día debía hacer fiesta Lluís Mascaró. “Las ruedas de prensa tras las reuniones de las juntas directivas son una cosa del pasado”. Con lo del pasado debía referirse a la casposa época de Núñez, cuando se explicaban los temas del club, una costumbre a desterrar. “A pesar de que la junta se reúne sólo una vez al mes, parece que las comparecencias publicas se limitan a las juntas viajeras de cada trimestre (…) La junta directiva del Barça mantuvo ayer su reunión mensual sin dar noticia de lo hablado. Tras una reunión de cuatro horas, a nadie se le ocurrió convocar una rueda de prensa para dar noticia al socio de lo que se había tratado allí (…) La junta actual basó su campaña electoral en el maridaje entre la transparencia y el Power Point y cada vez hay menos de ambas cosas en Can Barça".
Demandas contra Parera y Lloveras
Y precisamente en esa reunión de la junta que se prolongó por espacio de cuatro horas y de la que el socio no tuvo noticias, porque ninguno de los que dedicaba los mejores años de su vida al Barça tuvo a bien tomarse la molestia de salir a informar, se decidió presentar actos de conciliación contra Anton Parera y Gonçal Lloveras, tertulianos del programa “Força Barça” de Alfons Arús. Según e-noticies.com “el hecho se enmarca en la política de llevar al juzgado toda aquella persona que diga o escriba cosas que no gusten a los directivos. La directiva, sin embargo, está decidida a elevar el listón de la intolerancia contra las críticas, mientras el club es un auténtico búnker informativo".
Tolerancia cero contra la crítica
Viniendo de la junta presidida por el líder del Elefant Blau, el asunto tenía su gracia. Vicenç Serrat, en infoesports.com, encontraba paradójica la decisión de llevar las críticas al juzgado: “La junta directiva del FC Barcelona tiene una curiosa manera de interpretar las cosas. Son capaces de enviar un requerimiento judicial a un ex directivo por cuestiones semánticas y, por contra, no saben leer correctamente lo que dicen los Estatutos del club, que son los que rigen la vida social del FC Barcelona".
Oscurantismo en lugar de transparencia
“Los árboles nos tapan el bosque” era el título de un artículo publicado por Domènec Garcia en e-noticies.com en el que se describía con claridad el oscurantismo que envolvía a un club que vivía agarrado a los éxitos de uno de los equipos que mantenía, el más importante: "Nuestra inquietud, y la de muchos barcelonistas, es que con los buenos resultados se tapen hechos que podrían afectar al futuro del club. Por ejemplo, la venta de patrimonio de hace un año como consecuencia de la necesidad de equilibrar la cuenta de explotación. El pasado lunes pasó poco menos que inadvertida la ausencia de una conferencia de prensa tras la reunión de la junta directiva. Nadie informó sobre lo que se trató después de cuatro horas de reunión. Nadie ha dado explicaciones a los socios de los temas tratados. El oscurantismo que ya detectamos con motivo del sorteo de las entradas para los partidos de octavos de la Champions se ha repetido ahora en una reunión de la junta. Laporta se esconde y los directivos se esconden mientras los síntomas de una falta de capacidad para gestionar el club aparecen día a día, tapados, sin embargo, por los buenos resultados deportivos. Ahora ya nadie da la cara, en una manifestación, al menos, de cobardía y de desprecio al socio, que tiene derecho a estar informado de manera puntual y fehaciente (…) Los silencios de la junta son preocupantes e inducen a pensar que algo no funciona en Can Barça, empezando por la economía“. Y mientras tanto, Lluís Mascaró se quejaba de que Ronaldinho “sólo habla por contrato” y le echaba en cara que no diera explicaciones ante los medios de comunicación. ¿Qué iba a hacer con el ejemplo que le daba su propio presidente? Decía Mascaró: “Me parece lamentable que Ronaldinho demuestre esa total falta de consideración hacia los socios y aficionados del Barça”, porque “la prensa es el hilo conductor entre los futbolistas y los culés”. Efectivamente, claro que sí.
El uniforme y el Elefant
El 30 de marzo de 2006, también en e-noticies.com, Domènec Garcia establecía una comparación entre las críticas del Elefant Blau a los anteriores gestores y sus hechos. “Cuando el Barça cambió de marca de suministrador de material deportivo y sustituyó Kappa por Nike, los Elefantes impulsaron una campaña contra la directiva acusándola de destruir puestos de trabajo en Cataluña (?), porque Kappa tenía una fábrica y Nike no. Como si el Barça fuera el único cliente de Kappa! Estos nacionalistas de cartón piedra, que en ese tiempo miraban con lupa todas las decisiones de la directiva, resulta que ahora han contratado una marca portuguesa de trajes de hombre para vestir el primer equipo de fútbol. Imaginemos que, con los mismos argumentos que entonces esgrimían los Elefantes de Laporta, criticáramos ahora a la directiva porque en lugar de buscar un fabricante catalán de trajes de hombre (y mira que hay) han tenido que irse al extranjero para favorecer una industria que hará la competencia a la de nuestro país. Una tontería, ¿verdad? Pues ahora se puede ver claramente, una vez más, que aquellas críticas de los elefantes laportianos eran basura pura. Y que ahora están haciendo lo mismo que criticaban a Núñez. Qué cosas, ¿eh?".
Estreno de Calderón en el Drolma
El 7 de mayo de 2006 la directiva del Barça citaba a la del Espanyol en las horas previas al derby, cómo no, en el Drolma. Al ágape no asistió ninguno de los dos presidentes. Quizás Laporta se reservaba para celebrar el estreno en la presidencia del Real Madrid de su amigo Ramón Calderón, a quien por supuesto invitó al restaurante Drolma para acompañar el feliz acontecimiento con los mejores manjares y caldos de primer nivel.
Intermediarios
En la campaña electoral de 2003 la candidatura de Laporta garantizó que la nueva directiva descartaría la intervención de la figura del intermediario en todas las operaciones que llevara a cabo con el fin de ahorrar costes a la entidad. Con Rosell ya fuera del club, el Barça fichó a Gudjohnsen con la intervención del intermediario portugués Jorge Mendes, pese a que el padre del jugador, Arnor Gudjohnsen, es agente autorizado FIFA y llevaba todos los asuntos de su hijo. Los intermediarios ya habían aparecido antes en la negociación del sponsor chino, en la venta de los terrenos de Can Rigalt, en el nuevo contrato de televisión… Otra promesa olvidada. Seguramente, eran los de antes los que no podían tratar con comisionistas. Ahora ya estaba abierta la veda. Y eso que el 19 de junio de 2003 Sandro Rosell manifestaba a Sport: "La época en la que los intermediarios se hacían ricos a costa del Barça se ha acabado. No pagaremos un solo euro de comisión. Nadie negociará en el nombre del Barça, porque iremos nosotros directamente a hablar con los clubs, con los jugadores y con sus agentes, pero seguro que no se desviará un solo euro". Cuando Rosell dimitió advirtió que lo hacía porque el día a día de la gestión del club no coincidía con los principios fundamentales del programa electoral y porque no reconocía al ilusionador aspirante Laporta en ese presidente de conducta equívoca. El tiempo puso a cada uno en su lugar. Ahora, ya sin Rosell en el club, había que buscar ayuda externa para materializar el “complicado” fichaje de Gudjhonsen por el Barça. Mourinho se lo quiso sacar de encima en el Chelsea y su amigo Mendes se encargó de colocárselo al Barça de Txiki Begiristain y Joan Laporta.
Mañana, capítulo 18
Prensa volcada / Manos arriba / Embaucar con los 7 títulos / El mejor Audi, para el presidente / Gajes del oficio / Fotografiado con Bisbal / 500 entradas de París en el colegio de los hijos / Finalmente, elecciones en 2006 / El precandidato que ejerce de presidente /
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