El Manchester City cayó derrotado ante el Chelsea en el Etihad Stadium por 1-3, y los nervios pasaron gran factura el técnico citizen, Pep Guardiola. Cuando el colegiado del encuentro, Anthony Taylor, señaló el pitido final, el entrenador de Santpedor se convirtió en uno de los grandes centros de atención sobre el césped: no tuvo problema en darle la mano a los jugadores de su equipo, pero no hizo lo propio con los del conjunto londinense, a excepción de Pedro Rodríguez.
Esto se puede entender teniendo en cuenta que Pedro jugó a sus órdenes en el FC Barcelona, pero lo que más extrañó al aficionado es que, teniendo a Cesc Fàbregas (a quién también entrenó) delante suyo ofreciéndole el saludo, pasara de él. Este gesto de desprecio de Pep Guardiola tiene un motivo claro, y es que a pesar de que delante de las cámaras parezca que su relación es buena, no es así, es todo lo contrario.
Pep Guardiola quiso echar a Cesc Fàbregas del FC Barcelona. A pesar de haber pedido personalmente su llegada, la relación entre ambos fue empeorando con el paso del tiempo, y aunque coincidían en los entrenamientos y sobre la cancha, no se dirigían ni la palabra. El técnico catalán acabó muy descontento con la actitud y el rendimiento del centrocampista.
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