Florentino Pérez siempre ha dado lecciones de cómo debe ser el señorío blanco. Recto, diplomático y sin salirse nunca de la línea marcada, el máximo mandatario madridista tiene claro que la imagen del club y las buenas relaciones con el resto de equipos tienen que ser una de las máximas de sus políticas.
El pasado sábado, tras el duro varapalo cosechado tras la derrota ante el Barcelona, el presidente no cambio su semblante. Firme y sereno como siempre, Florentino Pérez dio sus más sinceras enhorabuenas a Sandro Rosell y a toda su cúpula directiva por la victoria en el Santiago Bernabéu, algo digno de elogiar, porque una derrota no es fácil de digerir. Asimismo, el presidente merengue aprovechó el momento para desear la mejor de las suertes al equipo azulgrana en su peregrinaje para conseguir el Mundialito de clubs que comienza este jueves.
Mientras tanto, Sandro Rosell volvió a sacar a relucir cuál es el seny culé, ese que demostró en sus declaraciones a la prensa tras el ‘Clásico’, en el que afirmó que el Barcelona “dio un baño” al Real Madrid. Dos caras enfrentadas que demuestran donde está la categoría de uno y donde está la del otro. Esta situación pone en duda que si la realidad hubiera sido la contraria, la actitud del máximo representante azulgrana hubiera sido la misma que la de Florentino.