El que calla otorga. El presidente Pérez no quiso otorgar cuando Marca habló de ultimatum de Casillas y Ramos y salió rápidamente a desmentirlo y a hablar de desestabilizaciones. Sara Carbonero, que nadie duda que bebe de las mejores fuentes, ha expresado conceptos tan o más graves que los expuestos por Marca. Y el presidente Pérez no ha abierto la boca.
Es decir, que confirma que "el clima del vestuario no es bueno", que "hay división en el vestuario", que "los jugadores no comulgan para nada con el entrenador" o que "habrá que esperar a final de temporada para ver si Mourinho se va porque tiene muchos frentes abiertos". O, dicho de otro modo, que Iker Casillas está hasta el moño de su entrenador. Florentino no se ha atrevido a desmentir a la novia de su capitán. Seguramente porque a estas alturas de la película su capacidad de convicción ha menguado mucho. Debe saber que pocos le creerían después de haberse quemado con Marca. No es suficiente con negar los hechos. Convendría arreglarlos. Pero todo se eterniza en esa casa y los problemas internos acaban exteriorizándose sobre el terreno de juego.