Joan Tubau
Jordi Cases ha culminado su minuto de gloria blaugrana con una riueda de prensa en la que ha dejado bien claro su interés de mercadear con la querella presentada ante la Audiencia Nacional. Ha dicho que sólo la retirará si "por escrito recibo garantías del club de que no habrá represalias". El club no ha respondido a su proposición y en dicha rueda de prensa ha manifestado que sopesa mantenerla. Es decir que el criterio para que la querella siga viva depende exclusivamente de las garantías que le dé la directiva a este caballero que dice ser socio del FC Barcelona.
"Estoy muy tranquilo porque Cardoner y Bartomeu me han dado su palabra. Pero lo quiero por escrito". Así se explica Cases. Quiere por escrito que se le garantice que no habrá represalias, aunque no explica a qué tipo de represalias se refiere. Cases ha mantenido dos conversaciones con el vicepresidente Cardoner que ha calificado de "muy productivas". Luego Bartomeu ha declarado hoy en RAC 1 que el club descarta demandar por daños y perjuicios a Cases. Por lo visto no es suficiente. Cases quiere más. Quería que su abogado, Felipe Izquierdo, se viera con Freixa, y éste ha rehuido la reunión.
Así las cosas, el socio que se ha cargado a Sandro Rosell de la presidencia entiende en su afán de liar la troca que el club no se aviene a firmar que no habrá represalias contra él, como si estuviéramos en un estado de terror en el que uno puede temerse lo peor de la directiva del FC Barcelona. La cuestión es que este siniestro personaje de oscuras intenciones, que recurre a la confidencialidad para esconder quién le está moviendo los hilos por detrás, amenaza con mantener la querella y extenderla a Josep Maria Bartomeu y Javier Faus.
Y este tipo que ha hecho feliz al madridismo más radical se llama "barcelonista". No es extraño que tema represalias. No parece tener la conciencia muy tranquila. Se ha metido en un charco y no sabe cómo salir de él. Que pregunta a quienes le han metido en él.
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