Carlos Muñiz
Mucho se quejan en Barcelona de la "caverna mediática", la "central lechera" o los "mariachis" de Florentino Pérez. Sostienen que el presidente blanco dispone de un ejército mediático sin más objetivo que defender sus intereses en sus medios. Pues bien, el reconocimiento de Xavi Bosch de que no hablaba en nombre propio cuando lanzó la teoría de la conspiración urdida desde Madrid para perjudicar a Sandro Rosell, viene a confirmar que en Barcelona se escribe al dictado y se habla en función de las consignas que se lanzan desde el Camp Nou.
La reacción de Xavier Bosch ha sido patética. Se supone que cuando alguien se atreve a soltar pública y alegremente algo tan grave como que Florentino Pérez medió ante Aznar y Gallardón para que movieran ante le juez Ruz la querella de Sandro Rosell, algún fundamento debe tener. Quien más quien menos esperaba de Xavier Bosch que guardara un as debajo de la manga. Nada. Florentino le amenazó con una querella si no rectificaba, y le ha faltado tiempo para reconocer su mentira y retractarse de todo lo dicho. Cuando se va por la vida con mentiras, es lógico que el miedo te persiga. A Xavier Bosch le ha entrado el miedo al calibrar contra quién se estaba jugando los cuartos.
Pero lo más curioso del caso no es que el periodista, socio y abonado reconocido del del Barça, asuma que ha mentido y se eche para atrás cobardemente después de sus "valientes" afirmaciones. Lo más significativo es que acepte que no hablaba en nombre propio, que se limitó a recitar como un loro lo que le habían explicado que tenía que decir. Patética imagen de un periodista que goza de cierto prestigio en su "país".
El periodista ha emitido un comunidado en el que explica que lo único que hizo fue recoger el sentimiento de la directiva barcelonista, aunque lo cierto es que cuando habló lo hizo en nombre propio. Quizá porque los directivos del Barça no se atreverían jamás a enfrentarse cara a cara con Florentino Pérez. Necesitan de un secretario que haga el trabajo sucio, que haga llegar a la gente el mensaje que ellos ni saben ni pueden extender. "Mi información se refería al convencimiento que tienen los directivos del Barça. Y lo expliqué porque ellos creen lo que creen cuando aseguran, en privado, cuál ha sido su fuente. (...) Son palabras dichas con astucia, de manera ambigua, insinuante y sin particularizar. Si ellos no osan hacerlo público, debe ser porque no tiene pruebas y, por tanto, yo tampoco debería haberlo hecho", ha dicho.
Y ante la amenaza de Florentino Pérez de emprender acciones legales, ha respondido el periodista: "Yo no acuso al señor Florentino Pérez de nada". Puro canguelo de quien ha sido cogido en un renuncio y no sabe cómo salirse. Es lo que tiene escribir o hablar al servicio del poder establecido, que luego hay que apechugar en nombre propio con culpas ajenas.
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