Un proyecto que quiere llevar a cabo la directiva en colaboración con el Ayuntamiento y la Generalitat de Catalunya, y que no conllevaría un gran inversión para el club azulgrana. Incluso se está buscando un patrocinador que pudiera poner nombre al pabellón, mitigando así aún más el impacto económico, que recaería sobre este inversor y que puede llegar a los 75 millones de euros. "El Palau ya no da más de sí", ha apuntado.
Por otro lado, el Miniestadi será derrumbado y el FC Barcelona B se iría a jugar a la Ciutat Esportiva, donde se añadirían unas gradas en uno de los terrenos de juego. Posteriormente el Palau Blaugrana irá al suelo. "En ese espacio, donde está la pista de hielo, se enfocaría a crear la ciudad del socio, con un hotel, un auditorio, un espacio para las peñas, el Casal de l'Avi, y las oficinas del club", ha explicado Moix sobre el futuro de este espacio. Además, "se creará una tienda en condiciones con los tiempos que corren", ha agregado.
La directiva no informó de todo ello en el programa electoral y Moix ha explicado los motivos: "Poner una cosa en el programa electoral de este tipo sería prepotente y arrogante, ya que no se había hablado con el Ayuntamiento y la Generalitat, con los que se tenía que negociar", ha comentado, sin razonar por qué realmente no se dijo nada de estas intenciones.
Por otro lado, el Camp Nou también sufrirá remodelaciones. "Se pretenden poner dos anillas, dos espacios cilíndricos para añadir algunos servicios y prestaciones a nuestros asociados", ha explicado sobre un proyecto que puede llegar a costar 150 millones de euros, que irían a cuenta del club. Además, "se pueden construir muchos palcos más para dar lugar al sector empresarial, que es una parcela que tenemos que explotar", ha comentado. "La intención es hacer una fuerte inversión que después dé unos beneficios y un rendimiento como ocurre en otros estadios como el Santiago Bernabéu, Wembley o Cornellà-El Prat", ha justificado el directivo.