El Atlético de Madrid se ha salido finalmente con la suya y se ha convertido en el primer finalista de la Champions. Los de Simeone, con un juego feo, especulativo y muchas veces mezquino, han evitado la derrota por más de un gol ante el Bayern y han sacado el billete para la final de Milán. Sin embargo, hay un lastre que el club colchonero arrastrará en lo que le queda de andadura por la máxima competición continental. Se trata, como no, de las ayudas arbitrales. En el Allianz Arena se repitió con el Bayern la historia del Calderón en la vuelta de cuartos contra el Barça: las actuaciones de los colegiados cambiaron el signo del encuentro. Hace unas semanas, el árbitro se comió un penalti en el minuto 91 de partido, y ayer Cuneyt Çakir se dedicó a estorbar a los futbolistas bávaros sobre el terreno de juego y a la postre les señaló un penalti inexistente en su contra.