En Madrid ya no se acuerdan del "Messi subnormal" en el Bernabéu

En Madrid ya no se acuerdan del "Messi subnormal" en el Bernabéu

| 2016-04-05

| Administrador

Se espera en el FC Barcelona con expectación la decisión de la Comisión Antiviolencia acerca de la denuncia presentada por un colectivo, Observatorio Español contra la Lgbtfobia, por un insulto sobre Cristiano Ronaldo que se oyó en el Camp Nou durante el minuto de silencio que se le guardó en memoria de Johan Cruyff en los prolegómenos del último clásico. Enmedio del silencio sepulcral de 98.000 espectadores se oyó un "Cristiano, maricón" de muy mal gusto, cierto. En esta ocasión se puede cuantificar numéricamente el origen de la ofensa: 97.999 en silencio y uno insultando. No deja de ser ofensivo y sancionable, pero estamos hablando de un grano de arena en el desierto.

Los antecedentes del Bernabéu con Messi

Se ha producido una denuncia y el Comité Antiviolencia ha recibido presiones para que actúe con un castigo contra el FC Barcelona. En ese mismo comité hay decenas de denuncias de asociaciones como la Federación de Discapacitados Intelectuales de Cataluña (Dincat) por los cánticos reiterados y mayoritarios escuchados en el Bernabéu contra Leo Messi llamándole "subnormal" y faltando el respeto al colectivo de descapacitados psíquicos. Resultaría sorprendente que el "Cristiano, maricón" escuchado a una persona en el Camp Nou -demostrable, una- pudiera tener más peso que el "Messi subnormal" gritado, incluso con megáfonos por miles de aficionados madridistas en el Bernabéu. Además, el "Messi subnormal" nunca llegó solo. Siempre acompañado de "Ser del Barça es, ser un subnormal", "Puta Barça, puta Cataluña", "Shakira es una puta" o "Barça, Barça....¡mierda!". Cánticos coreados de manera mayoritaria durante años y años y años en el Bernabéu y que jamás merecieron ni atención mediática ni castigo por parte de ninguna autoridad competente. El doble rasero que se lleva en la capital de España obliga a castigar el hecho aislado de un espectador que no representa a los 97.999 restantes mientras que queda impune la grosería de un estadio, el Bernabéu, en el que miles y miles de aficionados, durante muchos años, han dejado patente su pobre nivel de educación.

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