El tercer tanto de la noche contra el Levante demostró el buen rollo que vive el vestuario blanco. En las últimas semanas se ha intentado manchar la buena relación entre los compañeros del barco blanco y su entrenador, José Mourinho. Fracturas, desaires y discusiones, absurdos inventos que no han podido con un conjunto que es superior a todo ello. La imagen del tercer tanto de Cristiano, el 4.000 en la historia del Real Madrid, tuvo un significado especial. El extremo luso se lo dedicaba a su míster, y sus compañeros respondían con un abrazo acalorado, ¿dónde está la fractura?
Este equipo se ha encargado de responder a viva voz y en el césped de un respaldo total a la figura de José Mourinho. Ramos, Cristiano, Pepe, Callejón, Arbeloa, Casillas y el resto de integrantes de la plantilla merengue han alabado la actitud de su técnico y han asegurado que él no se irá del Madrid a final de temporada, y el gesto de este domingo suma puntos para reafirmar esta teoría.
El vestuario es uno. Todos van al unísono. Saben que unidos serán capaces de luchar contra todo tipo de adversidades: rivales, rumores, disputas… Este equipo esta concienciado para llegar a lo más alto, y con la liga casi en su mano, el objetivo ahora está claro: la Champions League.