Sobre el compromiso
Emilio Pérez de Rozas recriminaba el 25 de mayo de 2008 en Sport a Laporta sus embustes sobre el tema del compromiso de sus futbolistas. Y se refería al “timo, el inmenso timo, que Laporta nos endiñó cuando, a lo largo de estos dos años, insistió en el gran compromiso que los jugadores, todos, tenían con el club, su historia, su escudo, su camiseta.
¡Mentira podrida!. Puede, no lo dudo, que al primero que engañasen fuese a él. Puede. Pero él, más que nadie (o en la misma medida que Ingla, Txiki o Rijkaard), sabía que nada de eso era cierto. Porque él, más que nadie, tenía información privilegiada, única, veraz, para saber que no era así. Nosotros, los oyentes o escribientes, nos hemos ido dando cuenta poco a poco.
Me da pena, lástima y vergüenza, asistir a la huida tolerada, autorizada, permitida, de Ronaldinho (ya ni los títulos que conquistó ni la puesta en marcha del ‘círculo virtuoso’ me parecen justificación para semejante desplante), la desaparición de Eto’o, la jeta de Henry, el anuncio de “me voy, ahí os quedáis” de Deco y, ya para colmo, Messi decide que se va a los JJ.OO.
Puede que Messi tenga derecho a eso y a mucho más, sí. Pero: ¿quién le acogió en su seno? ¿quién le amamantó cuando era niño? ¿quién lo protegió humana y deportivamente? ¿quién pagó sus inyecciones de 10.000 pesetas la jeringa? ¿quién le dio la oportunidad y lo convirtió en fantástico? ¿quién lo ha hecho milmillonario? ¿quién piensa darle el contrato de Ronaldinho? ¿quién lo va a convertir en el eje central del nuevo proyecto?: el Barça. Pues bien, Messi se borra, por la patria, del primer partido importante, vital, del Barça 2008-09.
Yo, la verdad, no sé qué compromiso es ése. Laporta puede que lo entienda. O puede que no quiera ponerse a malas con el chico, no vaya a pasarle lo que le ha pasado con Ronnie, Eto’o, Deco o Henry, que se han reído en su cara. Insisto: no se puede acabar peor”.
El gran éxito de la temporada
Ha quedado descrito en estas páginas el pobre o nulo interés de Laporta y los responsables del fútbol base por la agonía del Barça B, al que dejaron hundirse irremisiblemente en el pozo de la Tercera División. Laporta prefería irse a la Fórmula 1 antes que prestar su apoyo a un equipo inmerso en una peligrosa dinámica perdedora mientras su directivo responsable optaba por los desplazamientos lejos de nuestras fronteras con el primer equipo o por acompañar a su amigo presidente a donde fuera preciso en lugar de buscar soluciones al desastre del que era responsable. Pues bien, puesto el equipo en manos del mediático Guardiola, y convenientemente reforzado a golpe de talonario con siete fichajes de futbolistas ya talluditos reclutados por la geografía española que nada tenían que ver con la cantera blaugrana, un año después el filial obtuvo el premio del retorno a la Segunda División B. Era el gran éxito de la temporada, quizá por ello el día en que se consumó el ascenso el Mini Estadi registró una gran entrada… de VIPS. Desde Joan Laporta a Marc Ingla pasando por Alfons Godall, Txiki Begiristain, los directivos Boix, Perrín (que ese día no debía tener viaje), Yuste y Vilaseca, así como el entrenador de porteros Juan Carlos Unzué y la directora general del Barça, Anna Xicoy. Es lo que va del escaqueo en la hora del fracaso al ansia de figurar cuando el éxito llama a la puerta. Era el estilo Laporta, que tras el partido del Mini se fue al Palau para presenciar el primer encuentro del play off final de la liga de baloncesto. El Barça perdió el primer duelo. El presidente ya no asistiría al segundo ni al tercero. El Tau saldó la final con un 3-0. El olor de la derrota no era del agrado de Laporta.
El presidente genera malestar
David Torras, en El Periódico, no se conformaba en su valoración con el fácil recurso de cargar a los jugadores toda la responsabilidad de dos años en blanco y recordaba “el peligroso círculo en el que anda metido Laporta y que le ha llevado a vivir escenas que nunca imaginó, dignas de los tiempos de Núñez y Gaspart, cuando él estaba al otro lado de la barrera.
El clima de crispación que se ha vivido en el Camp Nou no se justifica solo por estos dos años sin títulos. Va mucho más allá. En el club se asume que las últimas intervenciones del presidente, especialmente el discurso ante las peñas, -con el "al loro, que no estamos tan mal", que ya circula en los móviles-, han contribuido a disparar ese malestar soterrado. Ahora se exige un cambio radical de mensaje”.
Acumulación de gestos prepotentes
Santi Nolla también buscaba responsabilidades el 13 de mayo en Mundo Deportivo: “El Barça sigue siendo un club presidencialista y así lo entienden los barcelonistas que han mostrado su desaprobación de forma notoria en el Camp Nou tras dos temporadas nefastas. Pero en el club no se ha dado la sensación de que las responsabilidades estuvieran claras.
¿Quién es el responsable del desastre deportivo del fútbol? No puede ser Txiki si el presidente lo exculpa, como hizo en la última rueda de prensa. Según Laporta es Rijkaard, pero éste es aplaudido por la gente del Barça que no entiende que se diga que se tenía la mejor plantilla de la historia y ahora se planteen prescindir de más de diez jugadores.
¿Son los futbolistas los responsables, como apuntó Xavi? ¿Falta cobertura aérea, como dice Rexach? ¿Qué pasó con la oficina de atención al jugador? De ser clave pasó a no existir. ¿Es responsable Marc Ingla, nombrado tras la remodelación de la Junta vicepresidente deportivo? ¿Es responsable Cruyff, que recomendó a Txiki y a Rijkaard?
¿Quién es el responsable de las secciones, algunas de las cuales han doblado su presupuesto y reducido sus títulos? Todo queda en una pequeña nebulosa de desgobierno.
Los editoriales del club han ido acusando a los medios de cuestiones contradictorias. Primero de euforia y, después... ¡de falta de optimismo! Esta Junta ha vivido seguramente la mejor etapa mediática de la historia del club, prácticamente sin oposición y sin críticas de calado... y ha recibido ¡tres pañoladas!
No, el barcelonismo no está cabreado solamente porque no se han ganado títulos, está enfadado por la acumulación de gestos prepotentes, por lo que se le ha querido vender y por un trato más pendiente del efecto mediático que de la construcción de un lazo próximo con la gente”.
Más reuniones en la UEFA
El 15 de mayo, con el Barça patas arriba, Joan Laporta se iba a Manchester a arreglar el fútbol europeo como miembro de varias comisiones de la UEFA y a presenciar en directo, como invitado, la final de la Copa de la UEFA que disputaban el Zenith de San Petersburgo y el Glasgow Rangers. Laporta asistió a la reunión de la European Association Clubs y a otra del Comité Estratégico de la UEFA. En ninguna de esas sesiones Laporta pudo garantizarse el apoyo de la UEFA ante la FIFA por el caso que estaba a punto de estallar: el “secuestro” de Leo Messi por parte de la selección argentina. A veces arreglar el fútbol poco o nada tenía que ver con “Primer el Barça”. Pero era igual. Para Laporta esas reuniones, a las que acuden muy pocos presidentes, le servían para empezar a hacerse imprescindible en los foros internacionales de cara al futuro. En este sentido quería emular a Gaspart, que sigue vivo en diferentes organismos pese a haber desaparecido de la escena futbolística como dirigente de club.
Hay algo más
Lo decía Mundo Deportivo el 15 de mayo: “Si la crisis sólo fuera de resultados no se hubiera ovacionado a Rijkaard y sacado el pañuelo a Laporta. La afición no cuestiona únicamente al presidente por acabar a 19 puntos del Madrid y a 10 del Villarreal. De los nueve puntos de la moción de censura tan sólo uno se ciñe a la trayectoria deportiva del primer equipo”.
Una gran parte del barcelonismo se ha sentido engañada, tiene criterio y sabe indignarse selectivamente y no está dispuesta a tragar el futuro sin haber digerido lo que ha pasado y lo que está pasando.
Si la crisis fuera de resultados deportivos no se aplaudiría a Frank Rijkaard, se le abuchearía más fuertemente que a ninguno, porque él es el técnico. Se le ovaciona porque por encima de los resultados se le valora una gestión personal. El entrenador del Barça se ha mantenido fiel a unos valores éticos de representación y de pertenencia a un club y lo ha honrado, aunque la mayoría de gente esté de acuerdo en que ha acabado su ciclo. Rijkaard ha estado siempre a la altura del Barça aunque se ha equivocado en la gestión de vestuario.
Sin embargo, al presidente Laporta le ha pasado factura algo más que los resultados deportivos. Estos han sido la excusa de la explosión, pero no el único objeto de la crisis. La altísima intensidad de la crítica no ha sido únicamente por dos años en blanco ni porque, como repiten sin éxito sus atláteres, haya gente que aún no soporta su ascensión a la presidencia azulgrana. A Laporta le están cuestionando los gestos, el tono y la gestión. Seguramente lo mismo que hizo que ganara las elecciones. Del Barça plural, al prepotente; del entusiasta y optimista al chulesco; del círculo virtuoso al círculo vicioso.”
MAÑANA, CAPÍTULO 41
Acuerdo con el fútbol USA / El presidente se niega a dar explicaciones / ¿Por qué sólo TV3? / Mundo Deportivo le saca los colores
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