A Arsène Wenger le pareció muy pobre la oferta de 42 millones que hizo el FC Bardcelona por Cesc y trató de convencer al jugador de que si tan interesados estaban en el Camp Nou por él, hubieran subido su oferta y se habrían acercado a las cifras que pedía elk Arsenal por él (60 millones). En pocas palabras, el Arsenal le valoraba pidiendo la luna y el Barça le despreciaba por no pagar lo que en el pasado se pagó por Overmars, Petit y Henry, también jugadores del Arsenal con los que el club londinense hizo el negocio de su vida a costa del Barça.