Ya lo dice el refranero de la lengua de Cervantes, la envidia es mala, muy mala. Más aún, cuando se tiene la rabia, el rencor y la envidia acumulados durante más de 100 años. Eso acarrea una consecuencia nefasta, y es que no les deja saborear los triunfos del que se autodenomina mejor equipo de la historia y, lo que es peor, trae como consecuencia el no saber ganar.
Que las derrotas no se digieran, bueno, es hasta cierto punto comprensible, aunque no sea recomendable. Pero que no se sepa ganar, es lamentable. Que la primera reacción de algunos culés sea intentar (aunque no lo consiguen ni por asomo) menospreciar al equipo y la afición del eterno rival, es de Perogrullo, a la vez que te demuestra la catadura intelectual y de conocimiento futbolístico de algunos personajes en cuestión a través de su pluma viperina.
Pero bueno, es normal. Cuando alguien va a tomar medidas es normal que desconozca y no tenga conocimiento de dónde va y en qué sitio se encuentra. Alguien docto en la materia sabe que se encuentra en el templo del fútbol mundial. Les molesta que el Real Madrid continúe siendo el club más grande de la historia manque les pese a alguna prensa briseña ( briseña significa que no les sienta bien la brisa del mar mediterráneo). Pero no de boquilla, sino demostrándolo con la historia del club de La Castellana con títulos logrados a base de casta, clase, elegancia, sacrificio y pundonor, lo que demuestra una patología crónica que manifiestan algunos culés, la madriditis irreversible.
Esta última cuestión, por desgracia para ellos, no tiene remedio, no hay antídoto descubierto, ni aún ganando todo lo que se pueda ganar futbolísticamente... Nos lo han demostrado, sí, sí, sí
y ¿por qué? se preguntaran? Pues ya lo dijo un presidente ya finado del Real Madrid ante la pregunta de ¿el Barça es más que un club? Su respuesta fue: "El Madrid es algo menos posiblemente, pero tiene más títulos".
Nosotros, los madridistas, nos sentimos orgullosos de ser del club de Concha Espina en todo momento, especialmente cuando las cosas no acaban de carburar como nos gustaría. Ellos, los briseños, sólo sacan pecho cuando apuestan a caballo ganador. Definitivamente, hay una cosa cierta: se nos han quedado pequeños como rivales. No estan a la altura de las circunstancias, y lo que es peor, NO SABEN GANAR, no digieren sus propios títulos. ¡ Qué triste debe ser para ellos ¡
HALA MADRID
Pedro Sánchez es pedagogo y Presidente de la Peña Madridista La Quinta del Buitre de Terrassa