Real Madrid y Atlético no fueron capaces de marcar en el Wanda Metropolitano. El primer derbi finalizó con un empate a 0 que no contentó a nadie.
Mal resultado para el Real Madrid. El cuadro blanco no fue capaz de batir la portería de un Jan Oblak que no tuvo que esforzarse demasiado. 0-0 en el Wanda Metropolitano que vivió un derbi frenético en ambas porterías, pero en el que ningún equipo pudo adelantarse en el marcador. Al equipo madridista se le escaparon dos puntos importantes en la pugna por la Liga…
Comenzó el partido con un conato de sorpresa. A los pocos minutos de que el colegiado señalara el pitido inicial, el colchonero Ángel Correa aprovechó un error defensivo para quedarse sólo delante de Kiko Casilla, pero inexplicablemente, y por suerte para el Real Madrid, erró en la definición y no llegó a incomodar al guardameta catalán, que vio como el esférico se marchaba alejado de su portería.
Después de unos minutos de dominio rojiblanco, el Real Madrid volvió a ser el equipo al que nos tiene acostumbrados. Isco Alarcón se puso el mono de trabajo y bajó hasta el centro del campo para mover el juego como él sabe. A partir de este pequeño cambio del andaluz, todo comenzó a rodar mejor, con más fluidez del esférico por parte de los blancos y creando mucho más peligro que al inicio del primer tiempo.
De hecho, sobre el minuto 35 llegó la polémica, cuando Sergio Ramos remató un centro de Casemiro y recibió una patada en la nariz de Lucas Hernández, que pudo dar sin recibir siquiera la advertencia de Fernández Borbalán. Esa acción debió acabar siendo penalti, puesto que el defensa rojiblanco impidió que rematara bien y, además, le hizo sangre en la nariz, dejando al central andaluz unos minutos fuera del terreno de juego.
El inicio del segundo tiempo se inauguró con una mala noticia: Sergio Ramos, que recibió una patada en la nariz durante la primera parte, tuvo que abandonar el terreno de juego por tener el tabique nasal fracturado, y en su lugar entró Nacho, que formó pareja de centrales con un inmenso Raphäel Varane.
Durante los primeros minutos el Real Madrid dominó el esférico, pero sin crear ningún tipo de peligro a través de sus delanteros. Cuando el cuadro blanco encontró a sus centrocampistas, encontró el camino para llegar a la portería, pero en el momento de culminar, no había nadie que pudiera batir a Jan Oblak, que no tuvo que esforzarse demasiado.
Y es que lo cierto es que las tornas se volvieron a cambiar, y después de unos minutos, fue el Atlético quién llevó la batuta. Esto coincidió con la entrada al terreno de juego de Yannick Carrasco, que se ubicó en la banda izquierda (defendido por Carvajal) y sustituyó a Thomas Partey, abandonando así el cuadro rojiblanco su esquema más defensivo y sorprendido a propios y extraños yendo al ataque.
Ante el 0-0 que continuaba campeando en el marcador, tanto Zidane como Simeone decidieron mover su banquillo. Mientras el francés retiró a Karim Benzema dando entrada a Marco Asensio, el argentino agotó sus cambios realizando dos movimientos, aunque en uno en especial sorprendente: se marcharon Griezmann y Correa, mientras que entraron Torres y Gameiro, que rápidamente crearon peligro, aunque pudo despejar el esférico Varane antes de que entrara en la portería.
Un 0-0 que no contentó a nadie de los que jugó en el Wanda Metropolitano, pero sí al FC Barcelona, que se distancia en 10 puntos…
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