Alfredo Vidal
Leo Messi se volvió literalmente loco cuando vio que el remate de
Sergi Roberto se colaba en la portería del PSG significando el 6-1 y el pase del
Barça a los cuartos de final de la
Champions League.
Son muchos meses, incluso años, dudando de él. Desde la
Caverna casposa fiel a los principios fundamentales de Florentino Pérez, se nos ha intentado hacer creer que
Messi se quería ir del Barça, que estudiaba ofertas (entre ellas la del PSG), que estaba a disgusto y que acabaría fugándose. Mentira, todo mentira. Los abanderados del madridismo mediático radical han estado recurriendo a la mentira para
ensuciar la relación entre Messi y el Barça. Poco más podían hacer para neutralizar la
hegemonía real del Barça sobre el Real Madrid y todos los demás en los últimos años.
Y en Barcelona no ha quedado más remedio que tragar, disfrutando del juego, los goles y las victorias que han llegado de la mano del crack argentino. Y anoche, precisamente ante
el PSG de "sus amores",
Leo escenificó sobre el terreno de juego la verdad. La auténtica realidad. ¿A alguien puede parecerle que la reacción de
Messi tras el 6-1 es la de un jugador que no está contento donde está, la reacción de un futbolista que quiere cambiar de aires? Los ha dejado a todos retratados.
Messi se volvió loco, salió corriendo a celebrarlo con la afición de la Grada de Animación, se puso la mano en el pecho señalando el escudo del Barça, su único escudo en toda su trayectoria deportiva, y bramó como todos, loco de euforia.
Messi cerró anoche muchas voces mentirosas e interesadas. Son muchos los que querrían verle bien lejos del
Barça, pero va a ser que no. Tendrán que seguir soportándole y aguantando éxitos sonados del
Barça como el de anoche.