"El Milan es un equipo que me encanta, es mi segundo equipo. Quiero que gane siempre menos ante nosotros. Si me hubiese ido del Barça me hubiese gustado ir al Milan, pero ya soy mayor y quiero retirarme en mi club". Así respiraba Carles Puyol hace unos meses, poco antes de enfrentarse al equipo rossonero en San Siro. Carles no jugó la vuelta en el Camp Nou, la noche mágica del 4-0, y no encajó bien el golpe.
Ese partido le hacía una especial ilusión jugarlo y entendió como un golpe bajo que el tándem Tito-Roura decidiera excluirle del once titular. Tanto le afectó que ese mismo día decidió en el banquillo, mientras presenciaba la remontada de sus compañeros, que pasaría por el quirófano para solucionar sus problemas de rodilla y que no volvería a jugar con dolores ni infiltrándose. Dicho y hecho, el 5 de marzo se ponía en manos de los doctores Ramon Cugat y Ricard Pruna en la Clínica Quirón para ser intervenido en su rodilla derecha. Los médicos le practicaron una artroscopia que permitió una limpieza articular que se hacía necesaria desde varios meses atrás.
Puyol decidió operarse sin consultarlo con el cuerpo médico y sin comunicarlo al club. La decisión del capitán sentó muy mal en todos los estamentos del club, especialmente al cuerpo técnico, que ha sufrido las consecuencias de su decisión con las dificultades que ha ocasionado para confeccionar la alineación en partidos decisivos como los del París Saint Germain y Bayern Múnich. Esta vez Puyol dijo basta. El pasado año se sacrificó por el Barça y puso en riesgo una Eurocopa que finalmente se perdió. Esta vez se operó en marzo para estar a punto para la Copa Confederaciones que se disputará en junio. Y lo hizo porque entendió que su suplencia ante el Milan no hacía justicia a todos los sacrificios que había hecho por el Barça a lo largo de toda su trayectoria. Se sintió traicionado por Tito Vilanova.
La operación tuvo lugar el 5 de marzo y en los partes médicos de ese día se hablaba de que "la evolución de la recuperación de la rodilla marcará los plazos", aunque extraoficialmente los médicos hablaban de un periodo máximo de un mes para su vuelta a los terrenos de juego. Han pasado dos meses y Carles no ha sido convocado, restan cuatro partidos por jugar y el capitán empieza a ver que peligra su participación en la Copa Confederaciones si antes el cuerpo técnico del Barcelona no le da entrada en el equipo. Podría haber jugado ante el Bayern, pero Tito Vilanova no lo consideró oportuno. Eso y las continuas filtraciones en torno al central que anda buscando el Barcelona han sido suficiente moitvo para que Carles tomara la determinación de abandonar el FC Barcelona y fichar por su otro equipo favorito, el Milan, que le recibe con los brazos abiertos después de traspasar al Paris Saint Germain al central que precisamente anda buscando el Barça, Thiago Silva. Por otra parte tampoco es descartable la posibilidad de que Puyol se haya atrevido a dar el paso de fichar por el Milan después de ser informado por el propio Tito que su futuro en el Barça está ligado al banquillo. Esa posibilidad convierte en una pantomima la renovación del jugador con foto incluida en el despacho de Sandro Rosell por tres años más. En menos de cinco meses ha pasado de ser renovado por tres años a ser un jugador prescindible. En este entorno hay que entender las declaraciones de Piqué al término del Barça-Bayern pidiendo que se tomaran decisiones. Una de ellas, la más importante, era retener a su amigo Puyol.
La drástica decisión de Carles Puyol llega después de firmar en enero un contrato que le ligaba al Barça hasta el 30 de junio de 2016. A sus 34 años, parecía ser el último y definitivo contrato de su vida, que culminaría a los 37 años y con la total seguridad de continuar en el club con algún cargo en el staff técnico. Entonces dijo: "Firmar el contrato es importante, pero es más importante cumplirlo. Mi idea era continuar aquí, seguir todos los años que pueda. Agradezco el esfuerzo que ha hecho el club. Hay que ir temporada a temporada, pero mi ilusión es llegar a los 40 jugando". Puyol debutó con el primer equipo azulgrana en la temporada 1999-00. Desde entonces, como central o lateral derecho, se ha confirmado como uno de los mejores defensas del mundo durante el siglo XXI..Ha sido capitán del FC Barcelona desde 2004 y ha ganado, entre otros títulos, 3 Ligas de Campeones, 5 Ligas y 2 Copas y es el segundo jugador de la historia del Barça -el primero es su compañero Xavi Hernández- con más partidos oficiales de azulgrana y ha sido también campeón del mundo y de Europa con la selección española.
Puyol ha tomado la decisión de dar por finalizada su carrera en el Barcelona y jugar en el otro equipo de sus amores, el Milan. Ahora falta ver la respuesta de Sandro Rosell a los deseos del jugador, que tiene contrato en vigor. Lo que no parece probable es que el Milan pague traspaso por un jugador de 34 años, pero el Barcelona está en su derecho de reclamar una indemnización. Puyol ha tomado la decisión, pero el Barça es el que decide. De cualquier forma, a nadie le gusta tener a un futbolista a disgusto y la historia demuestra que cuando un jugador se quiere ir de un club se va. Y más en este caso, con la hoja de servicios al FC Barcelona que puede presentar Puyol.
Se trata de una ocasión excelente para comprobar la eficacia de Sandro Rosell ejerciendo de presidente. ¿Sabrá sacarle algún provecho a la situación?
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