Guardiola veta los fichajes que le propone la directiva

No habrá, pues, fichaje de última hora. El Barça afrontará la temporada con los objetivos de siempre: Liga, Copa y Champions con cinco delanteros para tres puestos: Messi, Villa, Pedro, Bojan y el canterano Jeffren. Y no habrá fichaje porque el técnico se ha negado en redondo a ampliar la plantilla. Escarmentado con el fiasco Ibrahimovic, no quiere tentar a la suerte con la incorporación de cualquiera que pudiera romper la armonía del vestuario.

Lo cierto es que el técnico blaugrana no ha conseguido todavía aprobar la asignatura de los fichajes (Martín Cáceres, Hleb, Chygrynskyi, Ibrahimovic, entre otros) y prefiere dejar las cosas como están. Sandro Rosell, que prometió en campaña electoral no ser un presidente intervencionista, ha decidido respetar los deseos de su técnico y dejar en suspenso la labor de la secretaría técnica cuyo criterio, se supone, debería estar por encima del que tenga el entrenador.

La cuestión es que Guardiola no ha querido a Robinho, un futbolista que habría aportado espectáculo al Camp Nou, por temor a un carácter difícil que no asumiera que en este Barça, como ya ocurría con el de Van Gaal, todo, absolutamente todo, se supedita al interés del juego colectivo. Guardiola, que parece tener problemas con los ases foráneos (Ronaldinho, Deco, Eto´o, Ibrahimovic), prefiere el trato más próximo con los de casa, con quienes se entiende mucho mejor.

La directiva y la secretaría técnica sí hicieron sus deberes y pusieron a disposición del técnico un ramillete de cuatro jugadores (Robinho, Mata, Honda y Adebayor), conscientes de que la temporada es larga y de que el primer equipo la afronta con 17 jugadores de campo. Por nada del mundo Rosell quería que Guardiola pudiera echarle en cara un día que no le fichó lo que pidió.

No habrá más fichajes, pues, por deseo expreso de Guardiola. Robinho, después de ser descartado por el Barça, acabará acompañando a Ibra en el Milan.

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